La intoxicación por monóxido de carbono es una afección médica causada por la inhalación de gas monóxido de carbono. Las personas pueden morir a causa de esta afección o experimentar discapacidades a largo plazo causadas por daños en el cerebro y otros órganos. Las causas pueden incluir aparatos con ventilación inadecuada, así como exposición ocupacional, y el tratamiento es la administración de oxígeno puro al paciente. El tratamiento generalmente se brinda en un entorno hospitalario.
Este gas no tiene color ni olor, por lo que es imposible que las personas lo detecten. Las personas que inhalan monóxido de carbono experimentan un desplazamiento de oxígeno en el cuerpo. Cuanto más altas son las concentraciones de monóxido de carbono, más rápido ocurre esto. A medida que se produce la intoxicación por monóxido de carbono y las células mueren, las personas pueden experimentar dolores de cabeza, confusión, depresión, mareos y dolores en el pecho. Las células pueden comenzar a morir y los pacientes pueden sufrir insuficiencia orgánica. La introducción de oxígeno puro permitirá que el paciente se recupere, aunque no puede revertir ningún daño cerebral causado por la intoxicación por monóxido de carbono.
La intoxicación crónica por monóxido de carbono ocurre lentamente con el tiempo. Las personas pueden sentirse deprimidas, experimentar pérdida de memoria y sufrir cambios de comportamiento como resultado de un daño progresivo lento. En la versión aguda de esta afección, la exposición a grandes volúmenes de monóxido de carbono, como por ejemplo en un área cerrada con un motor en marcha, provoca una rápida aparición de daños en los órganos. El paciente entrará en coma y morirá.
La prevención del envenenamiento por monóxido de carbono requiere la instalación de detectores para identificar niveles peligrosos del gas y tomar medidas para limitar el monóxido de carbono en áreas cerradas. Los detectores están disponibles de varias fuentes y se pueden conectar directamente a los tomacorrientes de la pared. Alertan con sonidos y luces cuando existen condiciones peligrosas y pueden despertar a las personas si hay un nivel peligrosamente alto de monóxido de carbono en el hogar. También es importante ventilar los electrodomésticos correctamente, mantener los conductos de ventilación limpios y despejados y asegurarse de que los electrodomésticos se sometan a un mantenimiento regular para que quemen el combustible de la manera más eficiente posible.
La ventilación en espacios donde se produce dióxido de carbono es fundamental. Mantener un flujo constante de aire en movimiento a través del medio ambiente mantendrá bajos los niveles de monóxido de carbono y hará que el espacio sea más seguro para trabajar. Las personas como los mecánicos y otras personas que trabajan con motores de gasolina y diésel tienen un alto riesgo de intoxicación por monóxido de carbono en el invierno meses, cuando pueden verse tentados a trabajar en ambientes cerrados debido al clima frío y lluvioso. Es importante tener monitores instalados en los espacios de trabajo y tener un sistema de ventilación adecuado para su seguridad.