¿Qué es una toxina de Clostridium difficile?

Clostridium difficile es un tipo de bacteria, y una toxina de Clostridium difficile es una sustancia producida por esa bacteria que afecta el revestimiento del intestino, causando inflamación y daño. La infección por Clostridium difficile causa cualquier cosa, desde una diarrea leve hasta una infección del colon potencialmente mortal con fiebre, diarrea sanguinolenta y el riesgo de un intestino perforado. Existen diferentes cepas de la bacteria, y las que producen más toxina de Clostridium difficile tienden a causar enfermedades más graves. Un método útil de prueba de la enfermedad consiste en detectar la presencia de toxina de Clostridium difficile en una muestra de heces. Los tratamientos para la afección van desde nada, en casos leves, hasta cirugía si el colon o el intestino grueso están en peligro de perforarse.

Muchas personas tienen la bacteria Clostridium difficile viviendo en sus intestinos, pero esto normalmente no es un problema ya que los microorganismos son controlados por otras cepas de bacterias que existen en el intestino sano. Cuando se prescriben antibióticos, estos pueden matar la población bacteriana normal en los intestinos, lo que permite que se multiplique el Clostridium difficile, que generalmente no se ve afectado por los antibióticos. Las bacterias pueden causar una infección intestinal, produciendo toxinas que crean síntomas.

Hay dos tipos diferentes de toxina de Clostridium difficile, conocidos como A y B, y estos se pueden detectar en una muestra de heces. Esto proporciona un diagnóstico más rápido que esperar a que crezcan las bacterias en una muestra de heces para identificarlas. Ambas toxinas se unen a las células del revestimiento intestinal y evitan que funcionen normalmente, lo que provoca lesiones e inflamación.

En algunos casos, solo hay una enfermedad leve con fiebre, náuseas, calambres abdominales y diarrea de naturaleza acuosa. Por lo general, esto puede resolverse por sí solo en varias semanas. Alternativamente, todo lo que puede ser necesario es dejar de tomar los antibióticos recetados para permitir que las bacterias intestinales normales, que inhiben el Clostridium difficile, aumenten nuevamente. La enfermedad intestinal más grave ocurre en los casos en que se crean grandes cantidades de toxina de Clostridium difficile y puede surgir una afección conocida como colitis pseudomembranosa.

La colitis pseudomembranosa implica la inflamación del colon y la aparición de parches amarillos en el revestimiento. Suele presentarse fiebre y dolor en el abdomen, junto con diarrea sanguinolenta, y el colon puede dilatarse. El tratamiento para esto generalmente es un curso corto de uno de los antibióticos específicos que se sabe que afectan a Clostridium difficile, como la vancomicina.

Es posible que sea necesario reemplazar el líquido perdido debido a la diarrea, y esto se puede hacer mediante un goteo intravenoso o introduciendo líquido en el estómago a través de una sonda nasal. La cirugía se lleva a cabo en casos raros, donde existe el riesgo de que el colon pueda perforarse, para evitar o extirpar el intestino dañado. La infección por Clostridium difficile se puede prevenir con una buena higiene, para reducir la posibilidad de infección del entorno y de otras personas, y evitando la prescripción innecesaria de antibióticos.