La anteversión femoral es una afección en la que los huesos del fémur de los muslos se tuercen hacia adentro más de lo habitual, lo que hace que las rodillas y los pies de una persona se vuelvan hacia adentro. Las personas con este tipo de anteversión del fémur tienen un modo de andar inusual, ya que no pueden caminar con las piernas estiradas y los pies juntos. Este estilo de caminar a menudo se conoce como «dedos de paloma» o «dedos hacia adentro».
La anteversión femoral en los niños suele ser congénita, lo que significa que el niño nace con esta afección. Hasta el diez por ciento de los niños nacen con anteversión del fémur, y las niñas tienen el doble de probabilidades de verse afectadas que los niños. Esta afección no aumenta el riesgo de que el niño desarrolle afecciones como artritis o cualquier otra enfermedad de los músculos o los huesos.
Se desconoce la causa exacta de la anteversión del fémur. Se cree que se relaciona con la posición del niño dentro del útero, ya que ciertas posiciones pueden hacer que los músculos de la cadera y los huesos del fémur se sitúen de manera anormal. La condición también puede ser parcialmente heredada genéticamente, ya que existe una tendencia a que el andar y la apariencia de los dedos de las palomas sean hereditarios.
La anteversión femoral puede ser diagnosticada por un médico de familia durante un examen físico. En algunos casos, se pueden utilizar pruebas como una radiografía, una tomografía computarizada o una resonancia magnética para ayudar en el diagnóstico. Estas pruebas se utilizan para evaluar el grado de anteversión que tiene el niño para determinar qué tipo de tratamiento puede ser necesario.
Al nacer, los huesos del fémur normalmente se antevierten aproximadamente 40 grados. En la adolescencia, esto se ha reducido a entre 10 y 15 grados. En un niño con anteversión femoral, los fémures están antevertidos más de 40 grados y, en algunos casos, más de 50. Cuando la anteversión está entre 40 y 50 grados, a menudo no se requiere tratamiento, porque la anteversión se habrá reducido significativamente en el momento en que el niño entra en la adolescencia.
Si la anteversión es superior a 50 grados y el niño tiene ocho años o más, se puede realizar algún tipo de tratamiento quirúrgico. Esto se debe a que a esta edad y con este grado de anteversión, es poco probable que la afección se haya corregido por sí sola cuando llegue a la adolescencia. El tratamiento quirúrgico de anteversión femoral que se utiliza habitualmente se denomina osteotomía de desrotación femoral.
Durante una osteotomía de desrotación femoral, un cirujano ortopédico cortará el fémur, rotará la bola del fémur en la cavidad de la cadera hasta que esté situada normalmente y luego volverá a colocar el hueso. Se pueden colocar placas de metal para proporcionar a los huesos algo de apoyo y estabilidad durante la curación. Este procedimiento se realiza bajo anestesia general y normalmente requerirá unos días de hospitalización posteriormente. La curación puede tardar entre tres y seis meses, y la mayoría de los niños necesitarán analgésicos, así como fisioterapia, para ayudar en la recuperación.