¿Qué es un trastorno funcional?

Un trastorno funcional es una afección médica en la que una o más funciones corporales son anormales, pero el problema no parece tener una causa orgánica detectable, sino que se origina en el estrés o problemas psicológicos. Los trastornos funcionales pueden ser difíciles de diagnosticar y tratar, y pueden requerir la participación de varios médicos para garantizar que el paciente reciba la ayuda adecuada. Es importante tener en cuenta que, si bien las causas pueden ser psicológicas, estos síntomas no se compensan y el paciente está experimentando un problema fisiológico real, incluso si la causa es difícil de precisar.

Un ejemplo común de trastorno funcional es el dolor crónico sin causa conocida. Algunas personas desarrollan dolor crónico en respuesta a una inflamación o lesión y, en sus casos, los orígenes de la afección son fáciles de entender. Otras personas pueden experimentar dolor crónico sin una causa clara. No tienen una enfermedad subyacente ni antecedentes de lesiones que puedan explicar el dolor, pero la experiencia del dolor es auténtica y el paciente experimenta alivio con la analgesia, la estimulación nerviosa eléctrica y otras medidas.

Algunas afecciones psiquiátricas pueden estar asociadas con un trastorno funcional. Los pacientes con depresión pueden experimentar síntomas como dolor extremo o dolor en las articulaciones, o fatiga, sin una causa fisiológica clara como lesión o falta de sueño. Las personas también pueden experimentar cambios en la función cerebral junto con un problema psicológico, aunque no se sabe necesariamente que esa condición cause anomalías cerebrales.

Dentro de ciertas especialidades médicas, el término “trastorno funcional” puede usarse de diferentes formas, y esto puede causar confusión. Para los cirujanos ortopédicos, estos trastornos representan malformaciones congénitas del hueso y los tejidos circundantes, y tienen un origen en forma de un problema de desarrollo. Cuando usan el término, no significan que un paciente haya adquirido un problema médico sin causa conocida.

Puede ser posible tratar un trastorno funcional sin siquiera precisar la causa y, en algunos casos, los médicos pueden atribuir afecciones con posibles causas orgánicas a fuentes desconocidas porque la atención se centra en el tratamiento, en lugar de averiguar por qué el paciente desarrolló la afección en El primer lugar. Para los pacientes que no están seguros de lo que un médico quiere decir cuando usa este término, puede ser útil pedir una aclaración. Esto también puede ser importante para los pacientes que desean asegurarse de tomar las medidas adecuadas para evitar futuros episodios de enfermedad o deterioro funcional.