¿Qué es una camisa de fuerza?

Un esmoquin es genial. Una chaqueta deportiva está bien. Sin embargo, la única prenda que pocas personas desean usar es una camisa de fuerza. Originalmente diseñada a principios de 1700 con el propósito de restringir a los reclusos de manicomios, la prenda hace que el movimiento de la parte superior del cuerpo sea virtualmente imposible. En los tiempos modernos, la camisa de fuerza se consideraba algo parecido a un instrumento de tortura, pero alguna vez se consideró una alternativa humana a las ataduras de confinamiento, como cuerdas o cadenas.

Las camisas de fuerza generalmente se fabrican con lona o algún otro material pesado. La chaqueta tiene mangas muy largas y cerradas que se pueden atar o unir con esposas. Cuando uno se coloca en una camisa de fuerza, sus brazos están cruzados. Cuando las mangas se aprietan y se bloquean en la parte delantera o trasera, el usuario tiene poca o ninguna movilidad. Muchas de estas chaquetas también cuentan con una correa ancha, generalmente hecha de cuero, que pasa por debajo del área de la entrepierna del usuario y evita que la chaqueta se pase por la cabeza.

En los días previos a que se hicieran avances en la farmacología y el diagnóstico adecuado de las enfermedades mentales, los médicos estaban desconcertados en gran medida sobre qué curso de tratamiento se debía tomar con los considerados locos. El pensamiento principal fue que se debe evitar que el paciente se cause daño a sí mismo oa otros. Los pacientes a menudo eran colocados en asilos que eran más parecidos a una prisión que a un hospital, y encerrados en celdas, con grilletes o atados a sillas. Por lo tanto, la camisa de fuerza se consideró un gran salto en el cuidado compasivo.

La historia no registra el nombre del inventor de la camisa de fuerza, pero las primeras referencias literarias al dispositivo indican que se originó en Francia o Inglaterra. El Dr. Benjamin Rush, un firmante de la Declaración de Independencia, quien también es considerado el «Padre de la Psiquiatría Estadounidense», favoreció el uso de restricciones como tratamiento para las enfermedades mentales. Se cree que aprobó la camisa de fuerza como apropiada y misericordiosa. Lo que los médicos de la época no sabían era que estar encerrados en una camisa de fuerza puede ser extremadamente doloroso. La inmovilización de los brazos de esta manera conduce a una circulación sanguínea deteriorada, hinchazón, entumecimiento y calambres musculares agonizantes.

Las camisas de fuerza en el siglo XXI son ahora más territorio de los artistas del escape y artistas escénicos que de la comunidad médica. Las fugas de camisa de fuerza fueron popularizadas a principios de la década de 21 por el mago Harry Houdini, quien ganó fama al escapar de las chaquetas mientras era colgado boca abajo desde grandes alturas, arrojado a los ríos y encerrado en cajas. También se cree que las camisas de fuerza sirven como instrumentos de tortura y ayudas para los interrogatorios en algunos países gobernados por regímenes totalitarios.