¿Qué es la fiebre negra?

La fiebre negra, también conocida como leishmaniasis, es una enfermedad parasitaria que se transmite a los humanos a través de la picadura de la mosca de la arena. Solo las hembras de la mosca de la arena pueden transmitir los parásitos leishmania a las personas y, además de la fiebre negra, los organismos pueden causar una gran variedad de infecciones diferentes, incluida una enfermedad que involucra lesiones cutáneas graves. Si las personas infectadas no reciben ningún tratamiento, esta enfermedad suele ser mortal. La enfermedad es generalmente más común entre las poblaciones más pobres del mundo, especialmente en países donde la medicina moderna es generalmente más difícil de conseguir.

El síntoma más común es una fiebre prolongada que puede durar semanas o meses. Los pacientes también pueden perder el apetito y, como resultado, pueden sufrir pérdida de peso. Las personas a menudo se fatigan y pueden desarrollar anemia. En las últimas etapas, la piel del paciente puede comenzar a oscurecerse y puede comenzar a perder el cabello. El bazo y el hígado a menudo se agrandan y algunos pacientes sufren de diarrea y vómitos, especialmente los niños más pequeños.

Si no se trata, el pronóstico general de la leishmaniasis suele ser desalentador. Los pacientes suelen morir en un par de años. Eventualmente, la enfermedad puede afectar el sistema inmunológico de una persona, dañándolo hasta el punto en que el cuerpo del individuo no puede defenderse de infecciones bacterianas simples. Si las personas esperan hasta las últimas etapas antes de buscar tratamiento, a menudo es demasiado tarde para que los médicos hagan algo.

El tratamiento implica el uso de medicamentos especiales con un ingrediente llamado antimonio. Este compuesto tiene fuertes propiedades antibacterianas y es útil para combatir el parásito de la fiebre negra. A veces, el tratamiento también puede implicar una hospitalización a largo plazo, y el paciente recibe medicación intravenosa y alimentación. En casos graves, no es infrecuente que se extirpe quirúrgicamente el bazo del individuo.

Esta enfermedad no se transmite fácilmente de persona a persona, pero ciertos comportamientos humanos y tecnologías modernas han hecho que la transmisión directa sea más probable. Es posible que se transmita por contacto de sangre a sangre, por lo que los usuarios de drogas intravenosas pueden transmitirse la enfermedad parasitaria entre sí, y también se puede transmitir a través de transfusiones de sangre. Otro problema que ha empeorado la leishmaniasis en los últimos años es la forma en que interactúa con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Los pacientes con leishmaniasis asintomática pueden volverse sintomáticos cuando también tienen SIDA, y las personas con SIDA también son más susceptibles a contraer la infección en primer lugar.