¿Qué es la isquemia intestinal?

La isquemia intestinal es una afección potencialmente mortal definida por un flujo sanguíneo intestinal comprometido. La función intestinal deteriorada provocada por la isquemia puede causar una incomodidad significativa y poner a una persona en riesgo de estenosis y necrosis intestinal permanente, o muerte tisular. El tratamiento de la isquemia intestinal, también conocida como isquemia intestinal, depende de la ubicación y la gravedad de la obstrucción y puede variar desde la administración de medicamentos hasta la cirugía de derivación arterial.

Generalmente, la isquemia intestinal se puede detectar con el uso de tecnología endoscópica y de imágenes. Introducido a través del recto, un endoscopio se usa con frecuencia para evaluar el tejido colónico. Se pueden realizar imágenes de resonancia magnética (MRI) y otras pruebas de imagen para evaluar la condición del intestino delgado. En algunos casos, también se puede realizar una angiografía para examinar más de cerca la salud arterial dentro de los intestinos.

Se considera que las personas con ciertas afecciones médicas, como la aterosclerosis, tienen un riesgo significativo de desarrollar isquemia intestinal. El uso regular de medicamentos que pueden afectar negativamente la función arterial también puede generar un estrés innecesario en el tracto digestivo inferior que contribuye al inicio de los síntomas. Los factores adicionales que pueden afectar la circulación sanguínea intestinal que contribuyen a la isquemia intestinal pueden incluir hipertensión sistémica y arritmias.

Aunque muchos factores pueden contribuir a una isquemia intestinal, la mayoría se desencadena por una obstrucción o una constricción arterial relacionada con la placa. La disminución del flujo sanguíneo priva a los tejidos de nutrientes vitales y oxígeno, lo que finalmente compromete la función. Cuando el flujo sanguíneo intestinal disminuye, la función intestinal se ralentiza, dejando los tejidos afectados susceptibles a infecciones, cicatrices extensas y necrosis. Los síntomas generalmente dependen de la causa, la gravedad y la ubicación de la isquemia.

La isquemia intestinal crónica es una afección progresiva que a menudo desencadena una hinchazón significativa, diarrea y pérdida de peso. Los síntomas generalmente se intensifican durante la digestión, lo que a menudo obliga al individuo a ajustar su dieta, incluida la cantidad que consume en cada comida. Las personas con isquemia intestinal aguda experimentan molestias abdominales que pueden acompañar o no a un cambio en las deposiciones. Las heces teñidas de sangre y un aumento en la frecuencia y urgencia de las deposiciones no son infrecuentes con la isquemia intestinal. Independientemente de si la isquemia es aguda o crónica, los síntomas adicionales pueden incluir náuseas, fiebre y vómitos.

Centrados en restaurar el flujo sanguíneo y la función intestinal adecuados, los medicamentos se utilizan con frecuencia para eliminar infecciones y aliviar la constricción arterial. Aliviar las afecciones subyacentes o suspender el uso de ciertos medicamentos que desencadenan síntomas puede aliviar la afección sin cirugía. Los bloqueos, como los coágulos de sangre, pueden eliminarse quirúrgicamente para restaurar el flujo sanguíneo. El estrechamiento arterial extenso puede requerir una derivación arterial o la colocación de un stent quirúrgico para promover las funciones intestinales normales. El tejido intestinal que ha sufrido un daño irreparable puede extirparse para prevenir infecciones y necrosis.