¿Qué es la toxicidad del aluminio?

El aluminio metálico se encuentra en casi todas partes: en el agua, tejidos animales y tejidos vegetales, además de la corteza terrestre, donde es el metal más abundante. El cuerpo no tiene un requerimiento biológico de aluminio, pero la ubicuidad del metal significa que una pequeña ingesta de aluminio en la dieta es inevitable. Esta ingesta de aluminio de bajo nivel no es dañina, pero las concentraciones altas del metal pueden ser extremadamente tóxicas. La toxicidad por aluminio es una condición poco común, pero puede ocurrir en ciertas situaciones específicas. Cuando el aluminio se acumula en el cuerpo, puede provocar una disfunción orgánica y graves problemas de salud.

El desequilibrio de metales en el cuerpo, debido a una concentración demasiado alta o demasiado baja, puede causar una toxicidad grave. La diarrea prolongada puede causar pequeños desequilibrios que normalmente pueden corregirse fácilmente mediante el uso de soluciones de electrolitos. En el caso del aluminio la situación es algo diferente, porque el cuerpo no tiene ningún uso biológico para este metal. No hay efectos nocivos asociados con muy poco aluminio; en cambio, los efectos de la toxicidad del aluminio se deben únicamente a cantidades excesivas del metal.

El aluminio es tóxico en altas concentraciones en el cuerpo porque es similar en tamaño y propiedades químicas a varios iones metálicos que el cuerpo necesita. Estos incluyen magnesio, calcio y hierro, todos los cuales son esenciales para una buena salud. Cuando hay altas concentraciones de aluminio en el cuerpo, los síntomas de toxicidad por aluminio resultan porque el aluminio interfiere con el cuerpo haciendo uso de estos iones esenciales.

Por lo general, solo las personas con insuficiencia renal corren el riesgo de sufrir toxicidad por aluminio. El riesgo de intoxicación por aluminio aumenta significativamente porque cuando los riñones no funcionan correctamente, el cuerpo no puede eliminar adecuadamente el aluminio del cuerpo. El metal se acumula en los órganos y reduce su capacidad para funcionar normalmente.

Los niveles tóxicos de aluminio pueden provocar una amplia gama de síntomas, porque el metal puede acumularse en todos los órganos del cuerpo, incluido el cerebro. Los posibles síntomas incluyen anemia, debilidad muscular, dolor de huesos, fracturas de huesos, osteoporosis, pérdida de memoria, convulsiones y demencia que pueden parecer similares a la enfermedad de Alzheimer.

Para tratar la intoxicación por aluminio, el metal se elimina de la dieta del paciente y todos los medicamentos y artículos personales como el desodorante también deben estar libres de aluminio. El paciente también es tratado mediante terapia de quelación con una sustancia química llamada deferoxamina. La quelación es un tipo de terapia en la que un paciente con intoxicación por metales es tratado con una sustancia química que se une al metal tóxico. Esto ayuda al cuerpo a eliminar el metal para reducir la toxicidad.
La muerte por toxicidad por aluminio es rara y ocurre solo cuando no se diagnostica la enfermedad. Cuando se hace un diagnóstico correcto, el tratamiento mejora la salud de la mayoría de las personas. Sin embargo, el envenenamiento por aluminio puede causar daño permanente en el cerebro y algunos síntomas como la pérdida de memoria y la demencia pueden no curarse por completo.