Un quiste hepático es un crecimiento lleno de líquido que se desarrolla dentro del hígado. Un quiste simple a menudo es el resultado de anomalías que ocurrieron durante el desarrollo fetal y, por lo general, es benigno. Los quistes complejos pueden ser signos de procesos patológicos subyacentes que requieren atención médica. Muchas personas tienen quistes hepáticos benignos y no lo saben, y los quistes a veces solo se descubren durante las imágenes médicas del abdomen que se realizan por otras razones.
Las personas con quistes hepáticos pueden experimentar síntomas, independientemente de que los crecimientos sean benignos o no. El abdomen superior derecho puede sentirse doloroso o incómodo, y algunos pacientes experimentan una sensación de plenitud en esta área. Si un paciente comienza a sangrar en el quiste, esto generalmente desencadena un dolor agudo.
En el caso de un quiste simple, el quiste se puede drenar mediante aspiración, con una aguja que se inserta en el crecimiento y se usa para succionar el líquido. Sin embargo, el quiste a menudo se vuelve a llenar, por lo que no todos los médicos recomendarán este procedimiento. Las imágenes médicas también se pueden usar para monitorear el quiste de modo que los cambios sospechosos se puedan identificar rápidamente. No es raro que un quiste benigno esté rodeado de quistes más pequeños, que también suelen ser benignos.
En una afección conocida como enfermedad hepática poliquística, el hígado está cubierto de numerosos quistes y puede verse como un racimo de uvas en un estudio de imágenes médicas. Es posible que las personas con enfermedad hepática poliquística no necesariamente experimenten problemas, aunque a veces el crecimiento de los quistes más adelante en la vida interfiere con la función hepática o causa dolor.
Más gravemente, un tumor quístico puede ser causado por un cáncer de hígado, que es motivo de preocupación. Asimismo, el hígado también puede formar quistes como resultado de una infección parasitaria. Si se identifica un quiste en el hígado, generalmente se recomendarán exámenes y pruebas de seguimiento para obtener más información sobre el quiste. Estos exámenes se realizan para confirmar que el quiste es benigno o para diagnosticar un quiste maligno para que se puedan tomar las medidas necesarias. Los tratamientos para las neoplasias pueden incluir la resección del hígado para extirpar el área enferma, junto con medicamentos que se utilizan para tratar de eliminar la causa del quiste hepático.
Los quistes hepáticos, como se les conoce a veces, pueden requerir tratamiento de un especialista que trabaje específicamente con enfermedades del hígado. A algunos pacientes les resulta útil consultar a varios proveedores de atención o formar un equipo médico para asegurarse de obtener la mejor información y el mejor tratamiento para un quiste hepático.