La frecuencia cardíaca fetal baja, también llamada bradicardia, es el término que se usa cuando el corazón de un feto muestra menos de 110 latidos por minuto. En la mayoría de los casos, es una situación temporal, aunque normalmente es necesario determinar la causa para poder tratar el problema. Una de las causas más comunes es la medicación que toma la madre, como narcóticos, epidural u oxitocina sintética. La hipotensión en la madre también puede resultar en una reducción de la frecuencia cardíaca fetal, ya sea por unos pocos minutos o a largo plazo. Por último, un prolapso o compresión del cordón umbilical también puede provocar bradicardia en el feto.
Este problema suele ocurrir durante el trabajo de parto debido a la cantidad de medicamentos que reciben muchas mujeres. Por ejemplo, a menudo se administra oxitocina sintética para estimular el parto, pero en algunos casos, puede producir hiperestimulación del útero. El resultado es a veces hipoxia fetal, que es una falta de oxígeno que se hace evidente por una frecuencia cardíaca que de repente es más baja que la media. Las mujeres que toman narcóticos durante el embarazo también pueden terminar disminuyendo la frecuencia cardíaca del feto, ya que este tipo de medicamento puede reducir las posibilidades de que el corazón fetal acepte adrenalina, que es una hormona que acelera el corazón. Además, a muchas mujeres se les administra una epidural para detener el dolor del trabajo de parto, pero esto a veces también puede causar hipotensión temporal en la madre.
Algunas mujeres experimentan hipotensión por sí solas, sin tener ningún medicamento que la provoque. Una de las causas más comunes de hipotensión materna es acostarse boca arriba, ya que esta posición puede ejercer presión sobre la vena cava. El resultado es menos oxígeno para el bebé, lo que finalmente conduce a una frecuencia cardíaca fetal baja. Por esta razón, se aconseja a las mujeres que eviten acostarse boca arriba después de aproximadamente 16 semanas de embarazo, aunque debe tenerse en cuenta que la mayoría de las mujeres embarazadas sienten los efectos de esta posición antes de que se cause algún daño al bebé. Por ejemplo, es probable que las mujeres embarazadas se sientan mareadas después de solo unos minutos de estar acostadas.
En otros casos, el cordón umbilical puede comprimirse o incluso prolapsarse. De cualquier manera, el feto no recibe suficiente oxígeno cuando esto ocurre, lo que provoca una frecuencia cardíaca fetal baja con el tiempo. Esto se considera una emergencia, ya que puede ser fatal para el feto si no se soluciona rápidamente. Esto puede ocurrir durante un parto prolongado, lo que resulta en la necesidad de una cesárea de emergencia. Sin embargo, es posible que ocurra un prolapso del cordón umbilical en cualquier momento, por lo que se recomienda a las mujeres que consulten a su médico rápidamente si notan una reducción en el movimiento fetal, ya que esto a menudo indica una frecuencia cardíaca fetal baja.