El concepto de usar ondas de radio para detectar objetos se remonta a 1902, pero el sistema práctico que la gente conoce como radar comenzó a fines de la década de 1930. Los inventores británicos, con la ayuda de investigaciones de otros países, desarrollaron un sistema de alerta rudimentario que podía detectar objetos que se movían hacia la costa de Inglaterra. El sistema utilizó ondas de radio de alta frecuencia para detectar aviones alemanes y calcular su distancia. Este propósito condujo al término, que en realidad es un acrónimo de RAdio Detection And Ranging.
El principio detrás de esta tecnología puede parecer confuso al principio, pero un simple experimento puede demostrar lo básico. Una persona con un cronómetro muy preciso y un gran oído está mirando hacia la ladera de una montaña en algún lugar a lo lejos. Sostiene el cronómetro en una mano y comienza a medir el tiempo mientras grita tan fuerte como puede hacia la montaña. Cuando se puede escuchar el primer eco de su voz, deja de medir el tiempo. Ahora se ha convertido en una unidad de radar básica: dado que sabe qué tan rápido viaja el sonido, puede calcular la distancia entre ella y la montaña usando el tiempo transcurrido en el cronómetro.
El radar funciona con muchos de los mismos principios demostrados en este experimento. En lugar de que una persona grite, se envía un potente haz de radio a una frecuencia específica. Cuando esta ráfaga de energía de radio golpea un objeto sólido, al menos parte de esa energía se reflejará de regreso al transmisor. Esta señal puede no ser muy fuerte, pero un receptor electrónico sensible puede amplificarla. El transmisor y el receptor generalmente se montan juntos, al igual que la boca y los oídos de una persona.
Al calcular la velocidad de las ondas de radio y el tiempo que tarda la señal en rebotar en el objeto y llegar al receptor, un operador de radar puede medir la distancia entre él y el objeto. Mover el transmisor a diferentes puntos permite al operador recibir múltiples devoluciones. Todos estos reflejos individuales se combinan para estimar el tamaño del objeto o de los objetos que se golpean.
La tecnología ha mejorado considerablemente desde los días de la Segunda Guerra Mundial, pero los principios subyacentes siguen siendo los mismos. Los cálculos sobre la velocidad y la dirección de un objeto se realizan a partir de los resultados de los datos del transmisor y el receptor. Cuando se ve una antena de radar girando en su lugar, está enviando miles de señales y las recibe con la misma rapidez.
Las frecuencias de radio de los sistemas modernos se encuentran ahora en gran parte en el rango de las microondas, a diferencia de las frecuencias de radio de onda corta utilizadas por los inventores británicos. Los bloqueadores de radar utilizan frecuencias coincidentes para confundir a los receptores que buscan auténticos, pero las frecuencias de microondas son mucho más difíciles de interferir.