¿Qué es un meteorómetro?

Un meteorómetro es un dispositivo de laboratorio que utiliza fuentes de luz de alta potencia y agua para simular una exposición exterior a largo plazo. La luz ultravioleta (UV), una longitud de onda de la luz del sol que no es visible para el ojo humano, puede causar daños a largo plazo en pinturas, plásticos y acabados de hormigón. El agua, incluida el agua de lluvia y el agua salada del océano, puede atacar los acabados y degradarlos. El meteorómetro puede crear frecuencias de luz ultravioleta, de interior u otras para probar productos en condiciones controladas, e incluir agua pulverizada para agregar más efectos ambientales.

Los materiales de prueba se forman en paneles que se pueden colocar dentro del meteorómetro. A menudo se utiliza una referencia o estándar, que puede ser una muestra sin recubrimiento o un plástico sin aditivos protectores de los rayos ultravioleta. Esto permite comparar diferentes recubrimientos o tratamientos con la referencia después de exposiciones prolongadas simuladas, y el aumento de los tiempos de prueba puede simular años de exposición al aire libre.

Una bombilla de alta intensidad proporciona luz, con varios tipos disponibles para simular diferentes fuentes de luz. Las bombillas de arco de carbono pueden simular la luz solar y el xenón se puede utilizar para frecuencias de luz interiores y exteriores. Las bombillas de halogenuros metálicos han reemplazado a los meteorómetros de arco de carbono desde finales del siglo XX, porque las bombillas de arco de carbono requieren un mantenimiento regular para reemplazar los electrodos de carbono en la bombilla que se desgastan con frecuencia.

Otro efecto de la exposición prolongada a la luz es la pérdida de color en un material, lo que se conoce como solidez del color. Los pigmentos coloreados contienen moléculas orgánicas que pueden ser atacadas por la luz solar o la luz artificial de un meteorómetro. Los investigadores pueden probar la estabilidad de varios colores y aditivos utilizados para protegerlos, en condiciones controladas de laboratorio. Mantener la estabilidad del color es importante porque se usa una pintura o revestimiento para proteger el metal, la madera o el concreto debajo; el daño al color puede resultar en un eventual daño al material subyacente.

Los materiales para techos también se pueden probar en un meteorómetro, tanto para la estabilidad a la luz como para la protección contra el choque térmico. Cuando un techo caliente está expuesto a una tormenta, las tejas o la cubierta del techo se enfrían rápidamente y normalmente se encogen o se vuelven más pequeñas a medida que se enfrían. Este cambio repentino de temperatura se llama choque térmico y puede debilitar las cubiertas del techo. Una prueba de laboratorio puede simular este efecto para verificar la estabilidad térmica y la resistencia de varios revestimientos de techo a las diferentes condiciones climáticas.

La exposición al agua salada puede ser muy dañina para los revestimientos de edificios y vehículos, y los revestimientos nuevos deben probarse para comprobar su durabilidad. Muchos meteorómetros pueden simular la niebla salina del océano para probar revestimientos para aplicaciones marinas o pinturas utilizadas en edificios cerca del agua. La investigación ha demostrado que los efectos de la luz solar a menudo empeoran por la exposición a la lluvia o al agua salada, lo que hace que las pruebas en curso sean críticas para estas aplicaciones.
La prueba del meteorómetro también se puede utilizar para telas, acero revestido y plásticos utilizados en muebles y juguetes. Muchos hoteles, negocios y hogares utilizan muebles, juguetes y equipos deportivos al aire libre, o los colocan en el exterior de forma permanente. La exposición en el laboratorio puede probar rápidamente la durabilidad y retención de color de estos productos en diferentes condiciones climáticas, sin la necesidad de dejar los productos al aire libre durante períodos prolongados.