La terapia de exposición es un tipo de terapia conductual en la que el paciente se enfrenta a una situación, un objeto, un pensamiento o un recuerdo temidos. A veces, esto implica revivir una experiencia traumática en un entorno terapéutico controlado. El objetivo de esta terapia es reducir la angustia, física o emocional, que se siente en determinadas situaciones. Puede utilizarse para tratar la ansiedad, las fobias y el estrés postraumático.
Durante el tratamiento de terapia de exposición, un terapeuta ayuda al paciente a recordar un pensamiento perturbador, una situación traumática o un objeto temido. El terapeuta también ayuda al paciente a lidiar con las emociones desagradables o los síntomas físicos que pueden surgir de esta exposición. Al enfrentarse a las situaciones y pensamientos que causan estrés, los pacientes a menudo pueden aprender habilidades de afrontamiento, que eventualmente reducen o incluso eliminan los síntomas.
Por lo general, se alienta a los pacientes a hablar sobre sus sentimientos durante la terapia y a aprender formas de enfrentar los miedos y las emociones estresantes. También se les anima a aprender nuevas formas de ver los miedos y las situaciones angustiosas. En ocasiones, la hipnosis se utiliza como parte de este tipo de terapia. Incluso se utilizan en ocasiones técnicas de realidad virtual.
A veces, las técnicas de relajación se enseñan como parte de la terapia de exposición. Estas técnicas pueden ser muy útiles para lidiar con la angustia física y emocional. Su objetivo es ayudar al paciente a mantener el control, incluso cuando se enfrenta a la situación, el objeto o el pensamiento que le causa miedo o angustia. A menudo, los ejercicios de respiración se enseñan junto con la terapia.
La terapia de exposición a veces se compara con la desensibilización. Sin embargo, a diferencia de la desensibilización, esta práctica produce ansiedad en el paciente a propósito. La desensibilización, por otro lado, combina la relajación con la introducción gradual al objeto, pensamiento o situación que produce ansiedad. Además, la terapia de exposición implica exponer al paciente al pensamiento o situación más angustiante primero, mientras que la desensibilización sistemática comienza con lo que causa el menor miedo.
La terapia de exposición puede incluir técnicas de inundación o graduadas. Cuando se utilizan técnicas de inundación, el paciente puede estar expuesto a pensamientos, situaciones u objetos aterradores o angustiantes durante dos horas seguidas. Las técnicas graduadas se consideran más suaves porque el paciente puede enfrentar los estímulos angustiantes en períodos más cortos de tiempo y tener más control sobre la duración de la exposición.