La terapia de luz azul es un tratamiento médico que expone a los pacientes a la luz azul visible durante períodos de tiempo variables. En algunos casos, la luz azul se usa para activar un medicamento que se aplicó primero a la piel del paciente. Es una terapia que se usa para tratar la piel, los trastornos relacionados con el estado de ánimo y el sueño, así como la enfermedad de Parkinson, la ictericia en los recién nacidos y algunos cánceres, incluidos los de esófago y pulmón no pequeño. La terapia con luz azul generalmente es indolora, no invasiva y no contiene luz ultravioleta dañina.
La psoriasis, la rosácea, la piel grasa, así como la queratosis actínica, el cáncer de piel y el acné son afecciones relacionadas con la piel que pueden tratarse con esta terapia. La exposición a la luz azul alivia la inflamación que causa la psoriasis y la rosácea. La bacteria P. acnes que contribuye a los brotes de acné se reduce significativamente cuando se trata con una serie de dosis de luz azul. Las sesiones de tratamiento suelen durar aproximadamente 30 minutos durante varias semanas.
Los tumores cancerosos deben estar cerca de la superficie de la piel para verse afectados por la exposición a la terapia de luz azul porque la luz no puede penetrar profundamente en el cuerpo del paciente. Primero se aplica un fármaco fotosensibilizador a la piel y se deja incubar durante varios minutos, horas o días. Se cree que las células cancerosas absorberán la mayor parte del medicamento fotosensibilizador. Después del período de incubación, se usa luz azul para activar el medicamento que destruye el cáncer.
Los bebés y los recién nacidos que padecen ictericia a veces se tratan con terapia de luz azul. La ictericia es una condición caracterizada por piel amarilla causada por la acumulación de un pigmento llamado bilirrubina. Se ha demostrado que la luz azul descompone eficazmente la bilirrubina. Los bebés suelen estar expuestos a la luz azul a través de lámparas de techo o una manta que se coloca sobre la piel.
La terapia también puede aliviar algunos trastornos del sueño y del estado de ánimo. Se cree que ayuda a recalibrar el ritmo circadiano natural del cuerpo y los niveles de serotonina que pueden verse alterados por la falta de luz solar natural. Los pacientes suelen tener una pequeña fuente de luz azul junto a sus camas y se exponen a su luz hasta una hora antes de dormir.
Los efectos secundarios y a largo plazo de la terapia no se han documentado completamente. Algunos pacientes han informado ardor o escozor, así como enrojecimiento e hinchazón de la piel expuesta. La luz azul también puede afectar negativamente a las personas con trastorno bipolar. Los diabéticos y aquellos que toman suplementos como el litio, la melatonina y la hierba de San Juan tienen una mayor probabilidad de dañar sus ojos cuando se someten a la terapia de luz azul.