Los uréteres son tubos largos y delgados que transportan la orina desde los riñones hasta la vejiga. Varios problemas de salud diferentes pueden dañar los uréteres o afectar su funcionamiento, incluidos cálculos renales grandes, cáncer, coágulos de sangre o defectos congénitos. Un bloqueo del uréter puede ser muy doloroso y provocar náuseas intensas, hinchazón abdominal y problemas de presión arterial. La cirugía de uréter es necesaria cuando los medicamentos y otros tratamientos no invasivos no mejoran los síntomas. Existen varias variaciones diferentes de la cirugía, y un equipo de especialistas determina qué tipo de procedimiento realizar de un paciente a otro.
La mayoría de los cálculos pequeños, coágulos y otros tipos de obstrucciones se pueden eliminar mediante una cirugía de uréter mínimamente invasiva. Las operaciones generalmente se pueden realizar por vía laparoscópica, lo que implica hacer una o más incisiones pequeñas y manipular herramientas para despejar el bloqueo. Se inserta un tubo delgado de fibra óptica llamado endoscopio a través de la uretra o una pequeña incisión en el abdomen. Un cirujano guía el endoscopio hasta el uréter dañado para inspeccionarlo y localizar el bloqueo. Luego, se puede usar un bisturí de precisión, un dispositivo ultrasónico o una sonda eléctrica para romper la obstrucción.
Una vez que se elimina la obstrucción, el cirujano puede insertar un catéter temporal en el uréter o la vejiga, retirar el endoscopio y suturar la incisión en la piel. Los catéteres permiten que la orina se desvíe del sitio quirúrgico para que el uréter tenga tiempo de cicatrizar. La mayoría de las cirugías laparoscópicas se pueden realizar en menos de dos horas y, por lo general, los pacientes deben permanecer en el hospital de dos a cuatro días después de la cirugía para que los médicos puedan controlar su recuperación. Si un paciente se recupera bien después de unos días, se retira el catéter y se le permite irse a casa. Las visitas de seguimiento en las primeras semanas después de la cirugía son importantes para asegurarse de que la afección se haya resuelto por completo.
Si un uréter está muy dañado, roto o deformado, puede ser necesaria una cirugía abierta del uréter. Se hace una incisión larga en el costado o en la parte baja de la espalda para que el cirujano tenga acceso directo al uréter. El cirujano puede optar por reposicionar el tubo, cortar las secciones dañadas o extraer todo el uréter si no se puede reparar. Si se extrae el uréter, el riñón y la vejiga generalmente se estiran más juntos y se usa tejido injertado para formar un nuevo tubo de conexión.
El tiempo de recuperación después de la cirugía de uréter abierto puede variar, pero muchos pacientes deben permanecer en el hospital durante al menos dos semanas. Se insertan catéteres y se administran antibióticos, líquidos y analgésicos por vía intravenosa. Es posible que las personas deban limitar su actividad física y la ingesta dietética durante varios meses para promover una recuperación completa.