Las enfermedades cardíacas y la diabetes son dos de los problemas de salud más prevalentes en el siglo XXI. Los tratamientos con medicamentos son un componente importante de cada enfermedad, pero la evidencia científica puede indicar que algunas opciones de medicamentos para una dolencia en realidad pueden agravar la otra dolencia. El atenolol para problemas cardíacos es un ejemplo. Algunos estudios han implicado un vínculo entre la ingesta de atenolol y el riesgo de diabetes. Además, el medicamento puede potencialmente encubrir indicadores de complicaciones diabéticas.
El atenolol pertenece a una clase de productos farmacéuticos conocidos como betabloqueantes. Los usos tradicionales del atenolol se relacionan principalmente con el tratamiento de enfermedades cardíacas, en particular las altas frecuencias cardíacas. En esta capacidad, el fármaco actúa reduciendo la cantidad de trabajo de bombeo que realiza el corazón en un período de tiempo determinado.
Los betabloqueantes como el atenolol han sido objeto de escrutinio y, por lo tanto, su uso se ha reducido en algunas regiones. En el Reino Unido, por ejemplo, se redujo la clasificación del atenolol en el sistema de clasificación de medicamentos de la región. Los críticos afirman que los productos farmacéuticos producidos después del atenolol son más eficientes y menos propensos a posibles efectos dañinos, como riesgos de diabetes y malos resultados del tratamiento en pacientes de edad avanzada y personas con asma. El atenolol y la diabetes a menudo se asocian porque los pacientes con problemas cardíacos que requieren el uso del medicamento también tienen diabetes o el riesgo de padecer diabetes.
La diabetes es una afección que afecta la cantidad de azúcar que se encuentra en la sangre. Un nivel normal de azúcar en sangre mantiene a las personas funcionando a una capacidad funcional y saludable. Cuando estos niveles caen por encima o por debajo del promedio, pueden producirse una serie de efectos secundarios dañinos y potencialmente dañinos, que van desde letargo hasta shock corporal.
Quizás la principal asociación negativa entre el atenolol y la diabetes es el supuesto papel del primero en obstaculizar los efectos de la insulina. La insulina es una sustancia que ayuda a mantener los niveles de azúcar en sangre estables y dentro de un rango normal. El tipo de resistencia a la insulina que supuestamente produce el atenolol puede contribuir a niveles elevados y no controlados de azúcar en sangre a largo plazo. Las personas con riesgo de diabetes tipo 2, que se desarrolla con el tiempo, parecen especialmente susceptibles a estos efectos.
Los pacientes que ya tienen diabetes también pueden enfrentar efectos secundarios dañinos del atenolol. Algunas investigaciones sugieren que el medicamento puede evitar que el cuerpo reconozca cuando los niveles de azúcar en sangre se encuentran en un nivel anormalmente bajo. Cuando ocurre esta consecuencia, el cuerpo generalmente emite señales de advertencia, como sudoración, temblores e irritabilidad extrema. Sin embargo, el medicamento atenolol puede bloquear algunas o todas estas respuestas. Este efecto es especialmente peligroso para los diabéticos porque los niveles de azúcar en sangre pueden ser extremadamente erráticos e impredecibles y cuando el azúcar en sangre baja demasiado, puede producirse un shock diabético o un coma diabético.
A su vez, el atenolol y la diabetes pueden estar relacionados porque el medicamento puede producir efectos secundarios en algunos pacientes que imitan los problemas de la diabetes. Por ejemplo, la boca puede volverse muy seca; hablar puede resultar difícil; y el individuo puede sentirse débil, mareado o demasiado fatigado. Todos estos síntomas también pueden estar presentes cuando los niveles de azúcar en sangre están desequilibrados. Esto puede llevar a un diabético a concluir erróneamente que las contramedidas para la diabetes son necesarias en un momento en el que no lo son.
Las etiquetas de advertencia de algunas formas de atenolol ejercen un aire adicional de precaución para los diabéticos. Muchas de estas etiquetas aconsejan informar al médico si el paciente está tomando ciertos medicamentos, como la insulina. Esta advertencia podría indicar un efecto potencialmente adverso adicional entre el atenolol y la diabetes.
Dado que los pacientes con diabetes a menudo también tienen problemas cardíacos, no se recomienda la suspensión completa de la medicación cardíaca necesaria. Si un diabético está tomando atenolol, la consulta con un médico calificado es quizás la mejor opción. Las segundas opiniones tampoco vendrían mal. A menudo, los enfoques no farmacéuticos como una dieta saludable y el ejercicio pueden ayudar a aliviar tanto la diabetes como los síntomas cardíacos.