La prednisona y la depresión están conectadas porque este medicamento antiinflamatorio puede causar sentimientos depresivos como efecto secundario. El medicamento también puede provocar insomnio, que puede ser un precursor de la depresión. Además, suspender la prednisona rápidamente puede hacer que los pacientes se sientan deprimidos o sin energía. Otra posible conexión entre la depresión y la prednisona es que pueden existir estados depresivos con afecciones, como el lupus, que trata el esteroide.
En general, la prednisona es conocida por su acción sobre los estados de ánimo. Puede causar manía, rabia y cambios repentinos en un estado de ánimo bajo. Algunos investigadores sugieren que puede inducir estados bipolares, que pueden durar mientras los pacientes consuman el fármaco. Por lo general, el uso a corto plazo de este esteroide se asocia más con la rabia, la manía o la hipomanía que con el mal humor. Es más probable que los pacientes que toman este medicamento durante períodos más prolongados, como en el caso de enfermedades crónicas, experimenten directamente la conexión entre la prednisona y la depresión.
Este vínculo no debe subestimarse porque los sentimientos depresivos pueden volverse psicóticos y extremos. Los pacientes han intentado suicidarse mientras tomaban este esteroide. Parece que los tratamientos habituales para la depresión pueden emplearse eficazmente para abordar los estados depresivos inducidos por prednisona. Se recomienda a las personas que usan este antiinflamatorio que informen a los médicos sobre los efectos secundarios del estado de ánimo para obtener la ayuda que necesitan.
Aquellos que ya tienen trastorno bipolar o depresión tienen un riesgo aún mayor de experimentar los efectos cambiantes del estado de ánimo de la prednisona. De hecho, los médicos generalmente les advierten que observen cuidadosamente e informen cualquier cambio significativo. A veces, los médicos no recetan este medicamento a personas con trastornos del estado de ánimo debido a las propiedades psicoactivas de la droga.
La conexión entre la prednisona y la depresión también puede ser indirecta. Por ejemplo, otro efecto secundario de este medicamento es el insomnio, que es un predictor confiable de estados depresivos. Es poco probable que unas pocas noches de mal sueño causen un trastorno depresivo mayor, pero si este estado es de larga duración, puede aumentar el riesgo de desarrollar un estado de ánimo peligroso y persistentemente bajo.
Dado que este medicamento antiinflamatorio puede inhibir el sistema suprarrenal, la interrupción rápida del mismo plantea otro problema. Los pacientes pueden pasar de un estado de carga de energía a sentirse sin energía. Esto podría leerse como depresión y representa otro vínculo entre la droga y el estado de ánimo. Para evitar inducir esta sensación, la prednisona generalmente se reduce lentamente.
Las afecciones que se tratan con frecuencia con medicamentos antiinflamatorios ilustran un vínculo más tenue entre la prednisona y la depresión. Muchos de estos, como el lupus y la fibromialgia, tienen trastornos depresivos como posibles complicaciones. Ocasionalmente, el uso de un esteroide enciende uno de estos trastornos, o en otras ocasiones, la depresión simplemente se desarrolla como parte del trastorno. Lo que se puede observar es que muchas personas que toman prednisona regularmente para una condición crónica ya están experimentando estados depresivos.