Los pacientes diagnosticados con una deficiencia de hierro grave pueden requerir terapia de infusión de hierro, que implica la administración intravenosa de productos de hierro. Este es un tratamiento alternativo cuando los suplementos de hierro por vía oral o las inyecciones de hierro intramuscular no pueden usarse o no proporcionan cantidades suficientes del mineral. La deficiencia de hierro ocurre cuando el cuerpo no puede producir suficientes glóbulos rojos para compensar la pérdida. La quimioterapia, las enfermedades intestinales inflamatorias crónicas y la insuficiencia renal son algunas de las afecciones que pueden requerir el reemplazo de hierro por infusión.
Las personas suelen recibir terapia de infusión de hierro en un entorno hospitalario. Antes de comenzar el tratamiento, los técnicos generalmente administran una dosis de prueba de alrededor de 25 miligramos de hierro por vía intravenosa mientras monitorean los signos vitales y verifican los síntomas de reacciones adversas. Los complejos de gluconato férrico, hierro dextrano y hierro sacarosa, diluidos en solución salina normal, son algunos de los productos que se utilizan para infusión. Los tratamientos de infusión de hierro pueden tardar entre tres y ocho horas, según el grado de anemia y la dosis prescrita.
Las reacciones alérgicas son una preocupación principal en los pacientes que reciben terapia de infusión de hierro. Las reacciones pueden aparecer como urticaria tópica o erupciones cutáneas, pero también pueden aparecer síntomas más graves, como dificultad para respirar, tragar y dolor en el pecho. Por lo general, las instalaciones cuentan con equipos médicos de emergencia cerca en caso de que se produzcan episodios anafilácticos. Los efectos secundarios comunes de la infusión de hierro incluyen mareos, rubor, dolor de cabeza y un sabor metálico en la boca. Algunos pacientes experimentan síntomas similares a los de la gripe durante dos o tres días.
La quimioterapia a menudo daña los glóbulos rojos o dificulta la capacidad de la médula ósea para producir reemplazos. Los pacientes con enfermedades inflamatorias del intestino, incluida la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, suelen experimentar hemorragias internas, lo que reduce el número de glóbulos rojos. La enfermedad renal en etapa terminal es una de las razones más comunes por las que los pacientes requieren terapia de infusión de hierro. Los riñones enfermos no secretan suficiente eritropoyetina, la hormona que estimula la producción de glóbulos rojos en la médula ósea. Los médicos también creen que la incapacidad del cuerpo para eliminar los productos de desecho de manera efectiva causa toxinas urémicas, que también contribuyen a la disminución de la producción de médula ósea.
Los médicos suelen diagnosticar la deficiencia de hierro cuando las concentraciones de hematocrito y hemoglobina caen por debajo de los niveles aceptables. Los niveles de hematocrito promedian entre el 33% y el 36%, según los criterios del laboratorio, y representan el porcentaje del volumen de sangre que contiene glóbulos rojos. Los niveles de hemoglobina promedian de 11 a 13 gramos por decilitro de sangre e indican la cantidad de proteína de hierro en los glóbulos rojos que transporta oxígeno por todo el cuerpo. Los niveles de hierro en la sangre promedian entre 40 y 150 microgramos por decilitro en las mujeres y entre 50 y 160 microgramos por decilitro en los hombres.