Cuando se produce inflamación e infección de los divertículos intestinales, existen varios antibióticos para la diverticulitis que un médico puede recetar a un paciente. Para casos relativamente leves, los antibióticos orales suelen ser suficientes; algunos comunes son ciprofloxacina, metronidazol y doxiciclina. También se pueden usar levofloxacina, moxifloxacina o cefalexina. Es posible que los pacientes que tienen casos más graves de diverticulitis deban ser ingresados en un hospital donde se pueden administrar antibióticos por vía intravenosa mientras se permite que su sistema digestivo descanse y se recupere.
Uno de los antibióticos más comunes para la diverticulitis es la ciprofloxacina. Este antibiótico de amplio espectro a menudo se prefiere para el tratamiento de infecciones abdominales y suele ser muy eficaz. Los efectos secundarios suelen ser bastante leves y se limitan a problemas como náuseas y vómitos, sarpullido o dolor de cabeza, aunque pueden ocurrir problemas más graves si el medicamento no se toma según lo prescrito. En su lugar, a veces se pueden usar algunos otros tipos de antibióticos fluoroquinolónicos, como moxifloxacina o levofloxacina.
Otro de los antibióticos comúnmente recetados para la diverticulitis es el metronidazol. Al igual que la ciprofloxacina, es un antibiótico de amplio espectro y se utiliza a menudo para las infecciones abdominales. La mayoría de los pacientes toleran muy bien el metronidazol, con solo efectos secundarios leves como pérdida de apetito, náuseas y dolor de cabeza, aunque algunas personas pueden experimentar efectos más graves como entumecimiento en las manos o los pies.
La doxiciclina es también uno de los antibióticos que los médicos suelen utilizar para tratar a los pacientes. Este medicamento también es un antibiótico de amplio espectro y es muy bueno para tratar una amplia variedad de infecciones. Es bien tolerado por la mayoría de las personas, aunque, como muchos otros antibióticos, puede provocar náuseas o vómitos. También tiende a hacer que las personas que lo toman sean sensibles a la luz solar.
La cefalexina es otro antibiótico que se puede usar para tratar la diverticulitis. Este medicamento pertenece a la clase de antibióticos conocidos como cefalosporinas. Estos antibióticos son similares a la penicilina, por lo que es posible que las personas alérgicas a ese medicamento no puedan tomar cefalexina. Los efectos secundarios suelen ser leves y similares a los de otros antibióticos y pueden incluir náuseas, diarrea y dolor de cabeza.
Cuando un paciente sufre de una infección grave por diverticulitis, pueden ser necesarios antibióticos por vía intravenosa. Los pacientes deberán permanecer en un hospital para que los médicos puedan administrar los medicamentos y controlar la eficacia con la que están combatiendo la infección. Se puede utilizar una variedad de antibióticos diferentes; algunas posibilidades pueden incluir aztreonam, cefoxitina o ertapenem.