Las personas que sufren de glaucoma pueden tener la opción de someterse a una cirugía láser de glaucoma para tratar la afección. Un láser usa un rayo de luz diminuto pero poderoso para aliviar la presión causada por la acumulación de líquido dentro del ojo. El láser puede eliminar bloqueos dentro del ojo de una persona o crear vías alternativas para que drene el líquido. Por lo general, se recomendará la cirugía con láser de glaucoma si el glaucoma de un paciente no se controla adecuadamente con medicamentos como píldoras o gotas para los ojos.
Este procedimiento generalmente se realiza en el consultorio de un oftalmólogo o en una clínica ambulatoria. Por lo general, al paciente se le administrarán gotas para adormecer el ojo y se lo sentará frente a una lámpara especial llamada lámpara de hendidura, a la que se conecta el láser. Por lo general, el médico insertará una lente de contacto especial en el ojo del paciente, que ayudará a guiar el láser. Durante el procedimiento, el paciente verá destellos de luz de colores, pero no debería experimentar ningún dolor o malestar.
Hay tres tipos de cirugía láser de glaucoma, cada uno diseñado para tratar un tipo diferente de glaucoma. El primer tipo es la iridotomía con láser y se usa para tratar el glaucoma de ángulo cerrado. Para este procedimiento, se crea un pequeño orificio en el iris de una persona, que es la parte coloreada del ojo, para ayudar a que el líquido drene de manera más consistente y así aliviar la presión dentro del ojo.
El segundo tipo de cirugía láser de glaucoma es la trabeculoplastia láser, que está diseñada para tratar el glaucoma de ángulo abierto. Está diseñado para despejar obstrucciones dentro del ojo de una persona que podrían estar impidiendo que el líquido se drene correctamente. Para este procedimiento, el láser se utiliza para eliminar las obstrucciones a lo largo de la red trabecular dentro del ojo de una persona, permitiendo así que el líquido drene a través.
La ciclofotocoagulación es el tercer tipo de cirugía láser de glaucoma y se usa para personas que tienen glaucoma severo. En este procedimiento, el láser apunta al ciliar, la parte del ojo de una persona que produce el líquido. El ciliar se daña intencionalmente para que produzca menos líquido.
Después de la cirugía, un paciente puede experimentar algo de hinchazón y una sensación de picazón o arenilla en el ojo. El paciente también puede experimentar visión borrosa y sensibilidad a la luz. Estos síntomas generalmente desaparecen en unos pocos días. Aunque la cirugía con láser puede ser muy útil para tratar el glaucoma, el éxito del procedimiento puede depender de otros factores, como la edad del paciente, la forma del ojo y si existen otras enfermedades presentes, como diabetes o hipertensión arterial. Pueden ser necesarios tratamientos adicionales, según la gravedad y la persistencia del glaucoma de un paciente.