¿Cuáles son los diferentes tratamientos para la trombosis?

Una persona que sufre de trombosis puede recibir tratamiento mediante una vía intravenosa (IV), una inyección o una pastilla. Los diferentes tratamientos para la trombosis variarán según la gravedad y los tipos de trombosis. Trombosis es el término que se utiliza para describir un coágulo de sangre que se produce en un vaso sanguíneo, vena o arteria, lo que provoca una obstrucción e impide que la sangre fluya correctamente.

Las heparinas son uno de los diferentes tratamientos para la trombosis. Es un tipo de anticoagulante. Como medicamento que tiene una tasa de activación rápida, la heparina es una opción común en las salas de emergencia de los hospitales. Este anticoagulante se puede administrar mediante una inyección, pero para atención de emergencia se administra a través de una vía intravenosa.

Los efectos secundarios de la heparina incluyen sarpullido, malestar estomacal y dolores de cabeza. También puede causar sangrado, que es un efecto secundario grave y común. Los efectos secundarios raros o menos comunes incluyen osteoporosis y el desarrollo de un recuento bajo de plaquetas. Estos dos efectos secundarios ocurren cuando la heparina se usa a largo plazo.

Las heparinas de bajo peso molecular (HBPM) son otro de los tratamientos para la trombosis. Estas formas de heparina son bastante similares a las heparinas estándar. La mayor diferencia es que se puede proporcionar una HBPM en un entorno doméstico. Las HBPM se pueden inyectar, lo que reduce la duración de la estadía en el hospital.

La HBPM tiene efectos secundarios similares a los de la heparina estándar. Sin embargo, con una HBPM, es menos probable que ocurran trombocitopenia y osteoperosis inducidas por heparina. Una de las principales desventajas de estos tratamientos diferentes en particular para la trombosis es que son más costosos que las heparinas estándar.

Los anticoagulantes a base de warfarina son la tercera categoría de tratamientos para la trombosis. Estos tipos de medicamentos se encuentran en forma de píldoras. Las warfarinas se usan comúnmente para casos que no son de emergencia, pero también se pueden combinar con una heparina intravenosa para un tratamiento más a largo plazo. Un médico prescribirá el uso de este medicamento durante varias semanas como parte de un plan de tratamiento más largo. Estas píldoras también se pueden recetar para que se tomen durante toda la vida para tratar un trastorno de la coagulación de la sangre.
De los tres tratamientos diferentes para la trombosis, las warfarinas tardan más en ser efectivas. Por lo general, una de las otras dos formas de tratamiento se utilizará durante unos días y se suspenderá una vez que la warfarina comience a actuar. Se requieren análisis de sangre, en particular pruebas para medir el tiempo de coagulación, para medir la eficacia del medicamento.

Al igual que otros tratamientos, el principal efecto secundario de la warfarina es el sangrado. Los pacientes también pueden experimentar pérdida de cabello, enzimas hepáticas elevadas y necrosis de la piel. En muchos casos, los efectos secundarios desaparecerán, pero se debe informar a un médico. Si ocurren efectos secundarios inusuales, como sarpullido o picazón, se necesita atención médica inmediata para combatir la posibilidad de una reacción alérgica.