La terapia biomagnética es una práctica curativa que utiliza la aplicación de imanes colocados estratégicamente en el cuerpo de una persona para aliviar el dolor o curar una enfermedad. La práctica ha existido durante siglos y tiende a ser más popular en Asia y América del Sur, aunque hay profesionales capacitados en el uso de imanes para la salud en la mayoría de los lugares. Los defensores a menudo afirman que la terapia puede producir resultados tremendamente exitosos, que incluyen todo, desde aliviar los trastornos del sueño hasta curar cánceres. Sin embargo, la mayoría de los médicos con formación clásica no recomiendan la magnetoterapia como único medio de tratamiento, y la práctica suele considerarse una forma «alternativa» de medicina.
Teoría básica
La idea principal detrás de la práctica es que el cuerpo humano está formado por varios campos de energía diferentes que pueden desequilibrarse. Es importante destacar que la sangre humana generalmente contiene aproximadamente un 4% de hierro, y se cree que los imanes atraen el hierro en la sangre. Se dice que esto aumenta el flujo sanguíneo a ciertas áreas del cuerpo, lo que puede traer equilibrio a los sistemas del cuerpo y reactivar su capacidad natural para curarse a sí mismo. También se cree que colocar imanes en ciertos lugares críticos puede extraer impurezas de la sangre y restaurar la salud y la energía vital.
Los imanes se utilizan generalmente en combinación con la reducción de campos electromagnéticos estresantes, pero también se pueden utilizar solos. Los pacientes a veces usan imanes en joyas, particularmente collares y pulseras, y también pueden sentarse con imanes en equilibrio sobre partes de su cuerpo durante las sesiones de terapia.
Beneficios supuestos
Los defensores de la terapia biomagnética afirman que la práctica tiene muchos beneficios tangibles. Algunos de estos incluyen aumento de oxígeno y nutrientes transportados a las células, relajación de los músculos y reducción del dolor debido a la hinchazón de los músculos y la inflamación de las articulaciones. También se dice que los tratamientos regulares aumentan la densidad ósea, previenen y revierten las enfermedades crónicas, ayudan a superar los trastornos del sueño y proporcionan un aumento general del sistema inmunológico natural del cuerpo.
La terapia se utiliza habitualmente como una «panacea». Los practicantes suelen decir que la técnica puede adaptarse básicamente a cualquier dolencia. Quizás se use más comúnmente como un método general de buena salud y para aliviar dolencias comunes como dolores de cabeza y rigidez muscular, pero ha habido varios casos en los que la magnetoterapia se ha utilizado para tratar afecciones mucho más graves, incluidos varios cánceres. La tasa de éxito no está ampliamente aceptada. Muchos expertos médicos son escépticos, pero los defensores a menudo dicen que el método funciona incluso si no ha sido ampliamente probado.
Uso histórico
Las culturas antiguas de China, Egipto, India, América del Norte y otros lugares utilizaron imanes en forma de imán para la curación. Los eruditos a menudo señalan 200 aC como el primer uso registrado; En este año, se dice que un médico griego llamado Galán utilizó imanes para tratar el dolor. También se dice que la reina Cleopatra, durante su reinado del 69 al 30 a. C., usó un imán en un amuleto en un intento por mantener su belleza. El médico suizo Paracelso, que vivió entre 1493 y 1541 y que es considerado uno de los fundadores de la medicina moderna, creía que los imanes podían influir en la fuerza vital del cuerpo.
Regulación y estandarización
En el siglo XIX, Carl Gauss creó su sistema de unidades magnéticas llamado gauss. Una medida de gauss indica la fuerza de un imán. Usando este sistema, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció estándares sobre qué fortalezas son seguras. En los EE. UU., La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha clasificado la terapia biomagnética como «no esencialmente dañina». Esto no es exactamente un respaldo, pero tampoco una prohibición.
Hay algunos programas formales de capacitación para personas interesadas en convertirse en especialistas en biomagnética, aunque los estándares para la capacitación generalmente no son tan rigurosos como lo son para la mayoría de las otras artes médicas. Los profesionales no suelen necesitar una licencia y, por lo general, no son supervisados ni regulados por ningún organismo más grande. Esto no es necesariamente problemático, pero a menudo significa que el tratamiento puede no ser constante de persona a persona o de proveedor a proveedor.
Precauciones comunes
Como ocurre con casi cualquier terapia médica, hay una serie de precauciones que las personas deben tomar antes de comenzar. El simple hecho de que sea una alternativa y no dependa de medicamentos no significa automáticamente que sea seguro para todos. En general, las personas no deberían tratar de tratarse a sí mismas a menos que hayan realizado algún estudio formal sobre el efecto del poder magnético en el cuerpo. Los profesionales a menudo se pueden encontrar a través de organizaciones de terapia biomagnética o asociaciones locales de medicina alternativa.
Además, los imanes no deben ser utilizados por nadie que tenga un marcapasos o cerca de una computadora o dispositivos de almacenamiento de datos magnéticos, como tarjetas bancarias y de crédito. Las fuerzas magnéticas pueden hacer que estos elementos se desmagneticen o se borren de información. Algunos de los imanes más fuertes también pueden tener un impacto negativo en la instrumentación de vuelo de la aeronave, lo que significa que pueden no ser adecuados para su uso durante el viaje.