La pedagogía se puede definir como el arte de enseñar. Más allá de simplemente comprender el contenido que se está enseñando, la pedagogía implica poder transmitir conocimientos y habilidades de manera que los estudiantes puedan comprender, recordar y aplicar. Aunque existe una gran superposición entre los dos, las habilidades pedagógicas generalmente se pueden dividir en habilidades de gestión del aula y habilidades relacionadas con el contenido.
Cualquier buen maestro sabe que es poco probable que una clase llena de estudiantes fuera de control aprenda mucho. La primera tarea importante de un maestro, entonces, es aprender a manejar el comportamiento en su salón de clases. Este conjunto de habilidades pedagógicas implica establecer reglas y expectativas claras, porque los estudiantes que no saben qué se espera de ellos tienen más probabilidades de portarse mal. Establecer expectativas por adelantado evita que surjan muchos problemas. Sin embargo, cuando surgen problemas de conducta en el aula, un maestro capacitado puede manejarlos con una mínima interrupción en el entorno de aprendizaje.
La otra área importante de las habilidades pedagógicas es la de enseñar contenido de manera eficaz. Estas habilidades varían con la materia y el nivel de instrucción, ya que las habilidades necesarias para enseñar a leer a los niños de kindergarten son significativamente diferentes de las necesarias para enseñar a los estudiantes de secundaria a construir decorados para una producción teatral. Independientemente del contenido, sin embargo, un buen maestro presentará la información de manera que los estudiantes participen activamente en el material que están aprendiendo. Una buena pedagogía implica no solo impartir información, sino también brindar oportunidades para aplicar esa información.
Un profesor también debe poder adaptar el contenido a las necesidades de sus alumnos. En cualquier salón de clases, no hay dos estudiantes que tengan exactamente el mismo conocimiento o habilidades sobre la materia. Un maestro capacitado podrá anticipar y responder a las necesidades y desafíos de aprendizaje de los estudiantes individuales. También presentará tareas adecuadas al nivel de desarrollo cognitivo de los estudiantes.
Estos dos tipos de habilidades pedagógicas funcionan en conjunto para crear un buen entorno de aprendizaje. Los métodos de enseñanza atractivos y apropiados ayudan a reducir los problemas de conducta en el aula. Los estudiantes que están aprendiendo activamente tienen menos probabilidades de ser disruptivos. Si el material es demasiado fácil o no se presenta de manera suficientemente interesante, es probable que los estudiantes se aburran. Por otro lado, el material que es demasiado difícil puede hacer que los estudiantes se sientan frustrados.