Un propósito falso es una estructura gramatical intencional o accidental que atribuye un propósito particular a una acción cuando en realidad no existía tal propósito o intención. La estructura gramatical, generalmente una oración, se refiere a una acción que realmente ocurrió, pero sugiere falazmente que la acción ocurrió o se llevó a cabo con un propósito particular. El uso descuidado de las palabras y la estructuración de oraciones pueden resultar en la atribución accidental de un propósito falso a una acción determinada. En muchos casos, sin embargo, el propósito se atribuye intencionalmente a una acción determinada, a menudo para atacar o alabar a alguien que tuvo poco que ver con la acción real.
Es posible que un escritor o un hablante desarrolle un propósito falso de varias formas diferentes dentro de una construcción gramatical dada. Escribir “El niño caminó por la calle y descubrió que su tienda favorita había sido cerrada el día anterior”, por ejemplo, sugiere que el niño caminó por la calle con la intención de descubrir que su tienda favorita estaba cerrada. El orden deficiente de las palabras también puede conducir a un propósito falso. El orden deficiente de las palabras en la declaración “los hermanos decidieron vender la propiedad de su padre, quien recientemente murió porque necesitaban dinero” sugiere que el padre murió porque sus hijos necesitaban dinero, atribuyendo así un propósito falso a su muerte.
En general, corregir un propósito falso es bastante simple. En la mayoría de los casos, el propósito se sugiere al usar de manera inapropiada la palabra «para», como en «John golpeó la pelota para anotar dos carreras para su equipo». Es poco probable que el objetivo explícito de John fuera anotar precisamente dos carreras para su equipo. Se podría corregir esto simplemente reemplazando «puntuar» con «y puntuar» o algo similar que elimine la intención implícita. Corregir casos de propósito falso basados en el orden de las palabras es una simple cuestión de ajustar el orden de las palabras en la oración mal construida.
El propósito falso a veces se usa intencionalmente, generalmente para engañar a los lectores haciéndoles pensar que, para bien o para mal, alguien realizó una acción en particular con la intención de provocar consecuencias específicas. Esto es particularmente común en los reportajes deportivos y en los comentarios políticos. Un comentarista deportivo puede, por ejemplo, querer elogiar a un atleta haciendo parecer que algún subproducto positivo inesperado de sus acciones fue completamente intencional. Por el contrario, un comentarista político puede intentar atacar a un político sugiriendo que algún resultado negativo de un cambio de política fue la intención real del político.