Un motivo es típicamente una imagen, símbolo, frase o acción particular que se repite a lo largo de una obra escrita de una manera que mantiene unida toda la obra y proporciona un mayor significado. Esta idea está bastante alineada con los temas presentes en una obra y los motivos a menudo ayudan a apoyar o establecer esos temas. El simbolismo también se usa con frecuencia en la creación de motivos, especialmente aquellos que pueden hacer referencia a ideas o conceptos culturales más allá del alcance de la obra en sí. Un motivo puede tomar casi cualquier forma y, una vez reconocido y comprendido por el lector, a menudo le da un mayor significado a la obra.
Hay muchas formas diferentes en las que un escritor puede introducir y utilizar un motivo dentro de una obra en particular, y el mejor método a menudo depende del propósito de tales motivos. Si bien no están intrínsecamente conectados, los motivos en una pieza de literatura a menudo fortalecen o establecen temas dentro de ese trabajo. Una historia sobre la influencia corruptora de la codicia, por ejemplo, puede utilizar el tema de que el dinero es, en última instancia, una fuerza destructiva. Para reforzar este tema, un escritor puede usar un motivo en el que cada vez que un personaje entra en contacto físico con el dinero, experimenta una desgracia o se corrompe de alguna manera.
Un motivo dentro de una obra escrita a menudo coincide con el simbolismo, a menudo mediante el uso de símbolos establecidos o nuevos. Este simbolismo es a menudo de naturaleza cultural, por lo que una obra escrita en Estados Unidos o el Reino Unido puede utilizar símbolos muy diferentes con diferentes significados que una escrita en Sudáfrica o Japón. En los Estados Unidos, por ejemplo, la serpiente a menudo se reconoce como un símbolo de seducción o pérdida de la inocencia debido a la historia bíblica del Jardín del Edén. Un escritor puede utilizar este simbolismo para crear un motivo dentro de su historia, al incluir un personaje que usa un anillo con forma de serpiente, que luego seduce y provoca la caída de otros personajes dentro de una obra.
La forma en que se usa un motivo puede variar bastante, dependiendo de los propósitos de un escritor. En general, sin embargo, los motivos deben usarse repetidamente a lo largo de una obra, para que los lectores tengan la oportunidad de reconocerlos y llegar a comprender su significado. El uso de un motivo solo una vez puede reconocerse más apropiadamente como simbolismo que como un símbolo continuo y recurrente. Sin embargo, estos motivos no deben usarse en exceso ni hacerse demasiado obvios, o los lectores pueden sentir que estos motivos obvios pierden todo significado o impacto; los escritores hábiles encuentran la manera de introducir motivos con sutileza y propósito.