Técnicamente hablando, no siempre es incorrecto terminar una oración con una preposición, aunque, en la mayoría de los casos, las oraciones se pueden reescribir para evitar una preposición al final. La única vez que no debes poner una preposición al final de una oración es cuando no hay un objeto directo.
A primera vista, puede parecer que algunas palabras al final de una oración son preposiciones, cuando en realidad son partes del verbo. Por ejemplo, una oración que termina con «tolerar» o «tolerar» no es gramaticalmente incorrecta. En estos casos, «arriba» y «arriba» son partículas adverbiales.
En general, es aceptable terminar una oración con una preposición para evitar confusiones o como parte de una conversación y escritura informal. Por ejemplo, es aceptable escribir o decir «¿De dónde eres?» Si bien podría reformularse, sería incómodo y extremadamente formal decir «¿De dónde eres?»
Es un mito común que el idioma inglés contiene una regla que prohíbe las preposiciones al final de una oración, aunque el latín sí tiene esa regla. En algunos casos, no es deseable terminar una oración con una preposición. En el caso de una oración muy larga, la preposición final podría estar bastante alejada de su objeto, haciendo que la oración sea confusa.
Una historia común sobre la terminación de oraciones con preposiciones involucra a Winston Churchill. Un editor cambió una oración que escribió para que no terminara con una preposición. La refutación de Churchill fue algo como esto: «Este es el tipo de impertinencia con la que no pondré». Las fuentes no están de acuerdo con la cita real, pero la idea sigue siendo que Churchill creía que era innecesario reorganizar la estructura de una oración para evitar terminar con una preposición.