¿Qué es la presión de grupo?

La frase, «todo el mundo lo está haciendo», está en el centro del concepto de presión de grupo. Es una influencia social que se ejerce sobre un individuo para que esa persona actúe o crea de manera similar a un grupo más grande. Esta influencia puede ser negativa o positiva, y puede existir tanto en grupos grandes como pequeños. La mayoría de las personas lo experimentan de alguna manera durante sus vidas.

Comportamiento social

Las personas son criaturas sociales por naturaleza, por lo que no es de extrañar que una parte de su autoestima provenga de la aprobación de los demás. Este instinto es la razón por la que la aprobación de los compañeros y el miedo a la desaprobación es una fuerza tan poderosa en la vida de muchas personas. Es el mismo instinto que obliga a las personas a vestirse de una manera en casa y de otra en el trabajo, o a responder «bien» cuando un extraño pregunta «¿cómo estás?» incluso si no es necesariamente cierto. Hay un aspecto práctico en esto; ayuda a la sociedad a funcionar de manera eficiente y fomenta un nivel general de autodisciplina que simplifica la interacción diaria.

Influencia positiva de los compañeros

A pesar de las asociaciones más comunes con el término, la presión de grupo no siempre es negativa. Un estudiante cuyos amigos sobresalen en lo académico puede verse obligado a estudiar más y obtener buenas calificaciones. Los jugadores de un equipo deportivo pueden sentirse impulsados ​​a jugar más duro para ayudar al equipo a ganar. Este tipo de influencia también se puede ejercer para que un amigo deje de consumir drogas o para ayudar a un adulto a adoptar un buen hábito o dejar uno malo. Los grupos de estudio, los proyectos de clase e incluso los clubes de lectura son ejemplos de grupos de compañeros positivos que animan a las personas a superarse.

Influencia negativa

Para ciertas personas, buscar la aceptación social es tan importante que se convierte en una adicción; para satisfacer el anhelo, pueden llegar a abandonar su sentido del bien y del mal. Es posible que grupos de niños se unan a la intimidación de los recién llegados a la escuela. Los adolescentes y los adultos jóvenes pueden sentirse obligados a consumir drogas o alcohol, ser sexualmente promiscuos o unirse a pandillas que fomentan el comportamiento delictivo. Los adultos maduros a veces pueden sentirse presionados para encubrir actividades ilegales en la empresa donde trabajan, o terminar endeudados porque no pueden reprimir la tentación de comprar una casa o un automóvil que no pueden pagar en un esfuerzo por «mantener con los Jones «.

Niños

Cuando se habla de la presión de los compañeros, los niños y los adolescentes suelen ser el foco de mayor preocupación. Debido a su falta de madurez y juicio, los niños son especialmente vulnerables a este tipo de influencia y, a menudo, les resulta difícil resistirse a unirse a actividades grupales, incluso cuando su propio sentido común advierte contra ello. Del mismo modo, los propios líderes de grupo pueden fácilmente quedar cautivados con su poder sobre el resto, lo que los lleva a estimular al grupo a tomar acciones que ningún miembro individual habría considerado por sí mismo. Muchos adolescentes se absorben en diferentes camarillas y grupos, pasan menos tiempo con sus familias, lo que hace que disminuyan las influencias familiares que antes eran fuertes. Esto los pone en mayor riesgo.

Lucha contra la presión negativa

Las escuelas y otras organizaciones intentan enseñar a los niños sobre los peligros de la presión negativa de los compañeros. Les enseñan a los niños a ponerse de pie y ser ellos mismos, y los animan a negarse cortésmente a hacer cosas que creen que están mal. Asimismo, puede ser útil animar a los niños a que adopten la influencia beneficiosa de los grupos de compañeros positivos.
Crianza proactiva

La participación de los padres también puede ayudar a anular la presión dañina de los compañeros. Los padres pueden tomar una serie de pasos, incluido trabajar para construir relaciones más cercanas con sus hijos, conocer tanto a los amigos de los niños como a los padres de esos amigos, saber dónde están sus hijos y con quién están, y proporcionar estructura y disciplina en casa.

Conciencia de sí mismo

No hay duda de que algunas personas son más vulnerables a la presión de grupo que otras, y que algunas personas son más vulnerables a ella en una etapa de la vida que en otra. Ser consciente de uno mismo es la base para manejar este tipo de presión. Aunque la presión de los compañeros a veces es bastante abierta, también puede ser tan sutil que una persona ni siquiera se da cuenta de que está afectando su comportamiento. Por esta razón, a la hora de tomar decisiones importantes, es arriesgado simplemente seguir un instinto. En cambio, las personas deben considerar seriamente por qué se sienten atraídas a tomar una acción en particular y si la verdadera motivación es simplemente que todos los demás están haciendo lo mismo. “Seguir la corriente”, por así decirlo, no siempre es algo malo, pero como cada individuo sigue siendo responsable de las consecuencias, es importante ser un participante reflexivo en la decisión.