Las habilidades motoras son la capacidad de realizar movimientos corporales particulares para lograr determinadas tareas. Son una forma de controlar los músculos para realizar movimientos fluidos y precisos. Estas habilidades deben aprenderse, practicarse y dominarse, y las horas extraordinarias se pueden realizar sin pensar, por ejemplo, caminar o nadar. Los niños son torpes en comparación con los adultos, porque todavía tienen que aprender muchas habilidades motoras que les permitan realizar tareas de manera eficaz.
Las combinaciones de movimientos musculares producen secuencias de movimientos corporales que se aprenden y refinan para realizar tareas específicas. Estas habilidades son la forma en que movemos nuestro cuerpo en ciertas situaciones, donde se requiere movimiento y acción. El niño aprende qué músculos usar y cómo controlarlos con la ayuda de otros factores como la vista y la coordinación; se domina la habilidad del movimiento.
Los bebés nacen con un sistema nervioso inmaduro y subdesarrollado que necesita aprender sobre el mundo a través de experiencias. El sistema nervioso de los niños se desarrolla con el tiempo y se aprenden habilidades como alcanzar y agarrar una taza y llevársela a la boca. Un bebé recién nacido no podría realizar tal tarea, pero con el tiempo, a través de la práctica, las habilidades se van perfeccionando.
Las experiencias de la infancia juegan un papel en el desarrollo de las habilidades motoras. Cuando se permite que el cerebro humano experimente movimientos como correr, escalar o navegar, almacena las experiencias y es más capaz de lograrlas la próxima vez. El niño que se lleva a pescar con frecuencia será mejor pescador que el niño que va a pescar una sola vez. Esto se debe a que se aprenden estas habilidades, como cómo lanzar la caña y cómo mantener el equilibrio en un bote.
Los niños repiten acciones una y otra vez hasta que se refinan, por ejemplo, subir escalones sin tropezar. Las habilidades motoras se vuelven más fluidas y precisas, eliminando la torpeza infantil característica. La práctica se realiza hasta que no se requiere ningún pensamiento para realizar las habilidades, por ejemplo, andar en bicicleta.
Las habilidades motoras también se aprenden y refinan en la edad adulta. Si una mujer se inicia en la danza del vientre, sus primeros movimientos no se parecerán mucho a los de la maestra. Sin embargo, con el tiempo, aprenderá a controlar sus músculos para realizar los movimientos característicos de una bailarina de danza del vientre.
Los factores genéticos también afectan el desarrollo de las habilidades motoras, por ejemplo, los hijos de un bailarín profesional tienen muchas más probabilidades de ser buenos bailando, con buena coordinación y control muscular, que los hijos de un bioquímico. Las habilidades motoras gruesas generalmente se aprenden durante la niñez y requieren un gran grupo de músculos para realizar acciones, como mantener el equilibrio o gatear. Las habilidades motoras finas involucran grupos más pequeños de músculos y se utilizan para tareas finas, como enhebrar una aguja o jugar un juego de computadora. Estas habilidades pueden olvidarse si se dejan de utilizar con el tiempo.