La ceniza de carbón es un subproducto de la combustión del carbón, que se crea cuando se quema carbón para generar energía. Las centrales eléctricas de carbón son los principales productores de cenizas de carbón en todo el mundo. En algunas regiones, los componentes de este subproducto se pueden reutilizar en una variedad de productos, incluido el hormigón, mientras que el resto debe aislarse y almacenarse para evitar la contaminación. Si no se contienen las cenizas de manera adecuada, se pueden producir problemas catastróficos; un derrame de cenizas de carbón en Tennessee en 2008 generó daños por más de mil millones de dólares estadounidenses (USD).
Los componentes de la ceniza varían, dependiendo de la fuente original del carbón. El ingrediente principal son los minerales que no se pueden quemar, incluida una variedad de isótopos radiactivos. La ceniza de fondo, que se encuentra en el fondo de las calderas, es una variedad de minerales gruesos y gruesos. Las cenizas volantes son mucho más finas y están compuestas por partículas finas que se han adherido entre sí. La escoria de caldera es otra forma de ceniza de carbón. En las instalaciones donde se instalan filtros y sistemas de depuración, también se genera un producto conocido como yeso de desulfuración de gases de combustión (FGD), que debe manipularse con cuidado.
Cuando la ceniza se retira de una instalación de generación de energía, se almacena clásicamente, a menudo en un vertedero. Algunas de las cenizas se pueden vender para otros usos, con tasas de utilización que varían según el componente. Las cenizas volantes, por ejemplo, pueden ser muy útiles y hasta el 75% de las cenizas volantes de una planta de energía se pueden reutilizar en concreto y otros productos.
Los estudios ambientales han demostrado que las cenizas de carbón pueden ser bastante peligrosas. Es altamente radiactivo en algunos casos, con controles ambientales deficientes que pueden no prevenir por completo la contaminación. A diferencia de una instalación nuclear, que se supervisa cuidadosamente y debe seguir una serie de leyes para limitar la exposición a la radiación, una central eléctrica de carbón puede liberar material radiactivo en el entorno circundante y manipular sus cenizas sin medidas de seguridad comparables a las que se utilizan para controlar los desechos nucleares. La ceniza también contiene dioxinas y otras toxinas que pueden ser peligrosas cuando se liberan al medio ambiente.
La eliminación de cenizas de carbón es un problema medioambiental grave en algunas regiones del mundo. El problema se ha complicado inadvertidamente por las leyes ambientales que obligan a atrapar más contaminantes; la acumulación de contaminantes en las chimeneas de las centrales eléctricas evita que se liberen al medio ambiente, pero genera más cenizas que deben eliminarse adecuadamente. Algunas naciones han iniciado programas gubernamentales para monitorear las centrales eléctricas de carbón y desarrollar recomendaciones para manejar los subproductos de la combustión para mantener más limpio el medio ambiente circundante.