La homeostasis fisiológica es un estado de estabilidad interna que se logra mediante mecanismos específicos y ciclos fisiológicos en un sistema vivo. Claude Bernard, un científico francés, fue uno de los primeros en articular y expresar la importancia de la homeostasis fisiológica en la década de 1860. Él planteó la hipótesis de que un organismo vivo no solo existe y debe su supervivencia solo al ambiente exterior, sino a una atmósfera interna que se sustenta a través de la circulación de elementos que trabajan cooperativamente en su conjunto. La función del hígado, los riñones y el cerebro se encuentran entre los elementos más importantes en la homeostasis fisiológica humana. Cuando no se mantiene un estado saludable, el cuerpo puede sufrir y, en ocasiones, sucumbir a enfermedades como la diabetes y la gota debido al desequilibrio homeostático.
La termorregulación, que es profundamente importante para la supervivencia humana, es un excelente ejemplo del mecanismo de la homeostasis fisiológica. La mayor parte del calor corporal se genera en los órganos profundos del cuerpo, más prolíficamente por el hígado. Si el cuerpo comienza a calentarse o enfriarse rápidamente, su mecanismo homeostático se activa. El primer paso en la termorregulación es conducido por la piel a medida que vasodilata y suda si el cuerpo comienza a ganar calor, como durante el ejercicio, y fuerza la erección de vello corporal cuando el cuerpo pierde calor para formar una capa de aislamiento. El sistema circulatorio también participa en la termorregulación al contraer los capilares cercanos a la piel en condiciones de frío para minimizar la pérdida de calor y, a su vez, dilatar los capilares en condiciones de calor para maximizar la difusión del exceso de calor.
La composición de la sangre debe alcanzar un estado de homeostasis fisiológica para que el sistema humano también se mantenga saludable. Dos hormonas, el glucagón y la insulina, ambas liberadas por el páncreas, ayudan a regular el nivel de azúcar en la sangre. Después de una comida, cuando el azúcar en la sangre comienza a aumentar dramáticamente, se libera insulina para reducir los niveles de azúcar. Por el contrario, cuando el azúcar en la sangre del cuerpo comienza a disminuir, se libera glucagón para aumentar los niveles de azúcar en la sangre entre comidas. El desequilibrio homeostático se observa en forma de diabetes si el páncreas no puede producir o liberar cantidades adecuadas de cualquiera de las hormonas. Los niveles de solutos en la sangre también están regulados por los riñones, ya que filtran la sangre y determinan las tasas de reabsorción de solutos como glucosa, aminoácidos y electrolitos.
Otra condición de la homeostasis fisiológica es la regulación de la concentración del cuerpo de iones de hidrógeno (pH). Los riñones controlan el nivel de pH en el plasma sanguíneo a medida que se filtra a través del sistema renal. La retroalimentación del riñón desencadena la liberación de agentes tamponadores del pH, como el bicarbonato y el amoníaco, para garantizar que el nivel permanezca entre 7.35 y 7.45 en la escala de pH.