La estructura organizativa tradicional es una estrategia para organizar una empresa u otra entidad en lo que se conoce como una jerarquía o una estructura de arriba hacia abajo. Con este enfoque, los procesos de asignación y gestión de tareas se centran en una estructura vertical que define estrictamente una cadena de mando. Una burocracia de este tipo permite una comunicación abierta relativamente pequeña entre los diferentes niveles de empleados, y los que están asignados a trabajar dentro de los departamentos normalmente reciben trabajos y se les dice qué hacer, sin mucha capacidad de participar en las políticas y procedimientos.
Las estructuras jerárquicas de este tipo han sido comunes en varias organizaciones diferentes, desde empresas y organizaciones sin fines de lucro hasta organizaciones religiosas. Si bien una estructura organizativa tradicional a menudo puede ser efectiva cuando las personas altamente competentes se colocan en puestos de autoridad, también hay posibles dificultades con este modelo que incluyen la falta de controles y equilibrios. La creatividad de la organización también puede ser algo limitada en este tipo de estructura empresarial, ya que todas las ideas provienen de un número relativamente pequeño de personas que están realmente involucradas en la operación general.
Hay dos modelos básicos para este tipo de estructura organizativa. Uno se conoce como un enfoque lineal. Esta estrategia se caracteriza por una cadena de mando muy bien definida y rígida que coloca la responsabilidad final y la toma de decisiones en la capa más alta de la estructura. En operaciones comerciales más pequeñas, esta estrategia puede desarrollarse por necesidad, ya que el negocio puede involucrar a un solo propietario y no más de unos pocos empleados. Este modelo puede volverse cada vez más problemático a medida que la organización crece y la capacidad de una o dos personas de tener un enfoque práctico sólido para la operación se vuelve cada vez menos eficiente.
Un enfoque ligeramente diferente a la estructura organizativa tradicional se conoce como el método de línea y personal. Aquí, todavía hay una cadena de mando bien definida, pero el propietario o el director ejecutivo opta por delegar ciertas responsabilidades a un pequeño grupo de personas, generalmente gerentes o supervisores. Si bien conserva la capacidad de revertir cualquier decisión tomada por el personal, el propietario normalmente se centrará en cuestiones que se consideran de mayor importancia, mientras que los gerentes de personal manejan cuestiones que son esenciales pero consideradas de menor importancia.
Con el tiempo, las alternativas a la estructura organizacional tradicional se han vuelto comunes. Si bien los propietarios aún conservan el control final de un negocio, los esfuerzos para alterar la estructura para que los empleados tengan más información sobre cómo se toman las decisiones han demostrado ser exitosos en muchas situaciones. La delegación de más responsabilidades a los empleados competentes, el establecimiento de comités y otros procesos que permiten una comunicación fácil entre todos los niveles de la organización de la empresa, incluso la capacitación cruzada para que los empleados sean más versátiles, también pueden agregar nuevos elementos de creatividad y productividad a una organización. A medida que pasa el tiempo, es probable que se desarrollen alternativas adicionales a la estructura organizacional tradicional, brindando a los propietarios de negocios una gama cada vez mayor de opciones para estructurar una organización de la empresa.
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