La Ley de Veracidad en los Préstamos es una ley federal que exige la divulgación completa de todos los términos asociados con cualquier transacción de crédito. Esto incluye todos los costos. La ley se aprobó por primera vez en 1968 y tenía la intención de proporcionar a los consumidores cierta protección contra los prestamistas, especialmente aquellos que actúan de manera depredadora. Esta ley también se conoce como Regulación Z, que es donde se detallan la mayoría de los requisitos.
El enfoque principal de la ley se refiere a las tarifas que el prestamista puede cobrar por extender una línea de crédito. Esto incluye, pero no se limita a, la tasa de porcentaje anual. También se deben divulgar otras tarifas, todas bajo el término «Cargos financieros».
Para facilitar el acceso, la Ley de Verdad en los Préstamos se divide en varias subsecciones generalmente desglosadas por tipo de préstamo. La subparte A contiene reglas generales. La Subparte B describe las regulaciones para el crédito abierto. La Subparte C analiza el crédito cerrado. La Subparte D es una sección miscelánea. La Subparte E detalla reglas especiales para ciertas transacciones de hipotecas de viviendas.
Desde su aprobación original en 1968, la Ley de Veracidad en los Préstamos ha sufrido una serie de cambios para proporcionar al consumidor un nivel de protección aún mayor. En 1970, la ley federal de los Estados Unidos fue enmendada para prohibir la entrega de tarjetas de crédito no solicitadas a un consumidor. Desde entonces se han realizado más de media docena de otros cambios importantes a la Ley de Veracidad en los Préstamos.
Cada vez que hay cambios propuestos a la Ley de Veracidad en los Préstamos, atrae una atención sustancial tanto de los prestamistas como de los grupos de defensa de la protección del consumidor. Los prestamistas a menudo intentan argumentar que el acto de la Verdad en los Préstamos es demasiado oneroso y abre a los prestamistas a una serie de demandas punitivas e infundadas de acción de clase. Los defensores del consumidor, como era de esperar, toman el rumbo opuesto, presionando para obtener aún más protecciones en la ley. Los casos a menudo se llevan al público a través de campañas publicitarias costosas para tratar de obtener apoyo público para sus respectivos lados.
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