Un impuesto sobre el valor de la tierra es un tipo de impuesto sobre bienes inmuebles ad valorem. Solo se grava la tierra misma; Los edificios o mejoras en el terreno est?n excluidos del c?lculo del impuesto. Esto est? en contraste con muchas otras formas de impuesto a la propiedad.
Adam Smith, el economista brit?nico del siglo XVIII, abog? por un impuesto al valor de la tierra en su trabajo, La riqueza de las naciones. En los Estados Unidos, el activista m?s conocido por un impuesto al valor de la tierra fue Henry George, un reformador del siglo XIX. George cre?a que los impuestos sobre el valor de la tierra eliminar?an la necesidad de otros impuestos.
Los defensores de un impuesto al valor de la tierra han presentado varios argumentos a su favor. Un argumento es que fomenta mejoras en las estructuras ubicadas en la tierra. Por lo general, tales mejoras estar?an sujetas a impuestos, lo que desalienta al propietario de la tierra a realizar mejoras de alta calidad. Otro argumento es que un impuesto al valor de la tierra disminuye la especulaci?n en la tierra y evita que los inversores retiren grandes cantidades de tierra del mercado. Algunos expertos creen que esta especulaci?n aumenta el precio de la tierra y fomenta la expansi?n suburbana.
Un tercer argumento a favor de un impuesto al valor de la tierra es su efecto sobre los precios inmobiliarios y la vivienda. Los defensores argumentan que las formas alternativas de impuestos a la propiedad hacen que sea m?s dif?cil construir viviendas asequibles. Tambi?n creen que un impuesto al valor de la tierra obstaculizar?a la formaci?n de burbujas inmobiliarias, lo que tendr?a varios efectos positivos. Un efecto implicar?a preservar la tierra agr?cola al hacer que sea m?s atractivo construir en ciudades; actualmente, una gran cantidad de tierra agr?cola productiva se ha perdido debido a la construcci?n de casas suburbanas. Otro efecto positivo implicar?a desviar el capital de los bienes ra?ces hacia sectores m?s productivos de la econom?a.
Los opositores al impuesto sobre el valor de la tierra creen que no se pueden obtener ingresos fiscales suficientes gravando solo la tierra sin elevar el impuesto al valor de la tierra a tasas inaceptablemente altas. Argumentan que tambi?n se deben utilizar otras formas de impuestos, que diluyen los beneficios del impuesto al valor de la tierra. Si un impuesto sobre el valor de la tierra se instituye incorrectamente, podr?a provocar la ca?da del valor de la propiedad, lo que podr?a da?ar la econom?a.
Varias ciudades y pa?ses han instituido alguna forma de impuesto al valor de la tierra. Harrisburg, Pensilvania, en los Estados Unidos, ha ayudado a revivir su ?rea del centro a trav?s de un impuesto al valor de la tierra modificado. La ciudad australiana de Sydney tambi?n utiliza los impuestos sobre el valor de la tierra.
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