La sección transversal de la médula espinal es una afección en la que los nervios que corren dentro de la columna vertebral se dañan, generalmente como resultado de un accidente. Dependiendo de la ubicación exacta del daño, se produce una parálisis que puede afectar a todas las extremidades o solo a las piernas. Los accidentes automovilísticos son la causa más común de esta afección. El manejo del trastorno implica estabilizar la columna y tratar las afecciones asociadas. Aunque los avances médicos han llevado a una mayor supervivencia de los pacientes, su esperanza de vida sigue siendo más baja de lo normal.
Cualquier lesión accidental que provoque la rotura o dislocación de las vértebras puede provocar una sección de la médula espinal. En incidentes violentos, armas como cuchillos y balas pueden penetrar la médula espinal. Los tumores pueden crecer y comprimir el cordón, y las enfermedades inflamatorias, las infecciones y las hemorragias también pueden causar daño.
Cuando la sección de la médula espinal ocurre repentinamente, por ejemplo, como resultado de una caída de un caballo, la fase inicial se conoce como choque espinal. Se presentan varios síntomas, incluida la pérdida de la sensibilidad y el movimiento de las partes del cuerpo irrigadas por los nervios que se encuentran debajo de la lesión. Cuando el sitio de la sección transversal es el cuello, los músculos respiratorios y todas las extremidades se paralizan. Por debajo del nivel del cuello, el cuerpo se adormece, los reflejos desaparecen y la temperatura corporal y la presión arterial descienden. Los músculos de la vejiga y del intestino pierden su función y el abdomen se hincha.
El choque espinal puede durar hasta seis semanas, lo que puede provocar complicaciones como úlceras de decúbito. Después de esta fase, los reflejos vuelven y se exageran, de modo que un ligero toque provoca espasmos en las extremidades. Los espasmos pueden estar asociados con sudoración, vaciado del intestino y la vejiga, enrojecimiento y aumento de la presión arterial. Esta fase puede durar hasta 12 meses, después de lo cual los reflejos intensificados se desvanecen.
Inicialmente, el tratamiento de la sección de la médula espinal consiste en inmovilizar la columna para evitar una lesión mayor de la médula. Se puede administrar oxígeno y puede ser necesario insertar un tubo en las vías respiratorias para ventilar al paciente artificialmente. En algunos casos, se puede realizar una cirugía para eliminar las estructuras que presionan la médula espinal. Las operaciones pueden ser realizadas por diferentes cirujanos especialistas según la naturaleza del problema. El pronóstico para alguien con una sección completa de la médula espinal es limitado porque la médula no se regenera, por lo que el tratamiento se centra en brindar apoyo y prevenir complicaciones.