La fritura profunda es una técnica de cocción en la que los alimentos se sumergen totalmente en aceite o grasa extremadamente calientes. Debido a que el aceite conduce el calor muy bien, la fritura es una técnica de cocción muy rápida y produce alimentos que son idealmente crujientes por fuera y suaves por dentro. Muchas culturas tienen una larga tradición de freír, especialmente con el propósito de crear bocadillos, y los alimentos fritos se ofrecen comúnmente en restaurantes y puestos callejeros de todo el mundo. Los cocineros también pueden freír en casa.
Aunque este proceso de cocción suena simple, en realidad es un poco complicado. El objetivo es calentar el aceite lo suficiente como para quemar el exterior de la comida sin penetrar en las capas internas, de modo que la comida se vaporice de adentro hacia afuera mientras el agua de la comida se calienta por el aceite circundante. Si la temperatura es demasiado alta, se quemará el exterior de los alimentos y el interior estará crudo, pero si es demasiado bajo, el aceite penetrará en los alimentos, haciéndolos grasosos y pesados.
La temperatura más ideal para freír es alrededor de 350 grados Fahrenheit (177 grados Celsius). Esto significa que el aceite debe tener un punto de ahumado muy alto, para garantizar que no se queme ni se incendie durante el proceso de fritura. El cártamo y el aceite de maní son excelentes opciones para freír, al igual que la manteca de cerdo. La mantequilla y el aceite de oliva son malas opciones, ya que tienen puntos de ahumado muy bajos, aunque gee, también conocida como mantequilla clarificada, puede ser un excelente medio para freír.
La fritura también puede ser peligrosa debido al aceite caliente. El aceite puede causar quemaduras graves si las personas se salpican, y es fácil que se inicie un incendio durante una sesión de fritura profunda. La seguridad se puede aumentar mediante el uso de cucharas con ranuras largas para manipular los alimentos en la freidora, controlar la temperatura con un buen termómetro y colocar pantallas para limitar las salpicaduras. Si un incendio comienza mientras se fríe, se debe usar un extintor de incendios diseñado específicamente para incendios de grasa, o el bicarbonato de sodio puede resistir un pellizco: nunca se debe arrojar agua sobre un fuego de grasa.
Después de que los alimentos se hayan frito, normalmente se deja escurrir sobre toallas o en un recipiente ranurado. El drenaje permite que fluya el exceso de aceite, lo que reduce la posible grasa de los alimentos. En general, es mejor comer alimentos fritos calientes, mientras que todavía son crujientes y frescos, ya que los alimentos fritos fríos pueden estar empapados, grasientos y bastante desagradables. El exceso de aceite se puede guardar para su reutilización si no se ha quemado, o se puede empaquetar para su eliminación. En algunas comunidades, las instalaciones para reciclar el aceite de cocina están disponibles, pero de lo contrario, el aceite debe desecharse, ya que verterlo en el fregadero puede provocar obstrucciones en el futuro.