El autismo, o más bien los trastornos del espectro autista, son un conjunto de anomalías del comportamiento que incluyen problemas como la reducción de la interacción social normal y los movimientos repetitivos. Se han sugerido varias teorías como posibles causas. El ácido fólico es una forma artificial de una vitamina natural llamada folato, que los humanos obtienen de los alimentos, y su suplementación en los alimentos y para las mujeres embarazadas es una vía de investigación. A partir de 2011, los científicos no han encontrado evidencia concluyente de que los problemas con la ingesta o el uso de ácido fólico sean parte integral de los trastornos del espectro autista.
El ácido fólico, o folato, es necesario para que el cuerpo descomponga los carbohidratos en una molécula llamada glucosa, que es la forma en que la energía se mueve por el cuerpo. El nutriente también juega un papel esencial en el sistema nervioso. Las mujeres que tienen deficiencia de ácido fólico durante el embarazo pueden tener bebés que nacen con problemas de desarrollo de la columna llamados defectos del tubo neural. Estas afecciones incluyen la espina bífida y se pueden prevenir mediante una dieta con suficiente ácido fólico o mediante suplementos de ácido fólico.
Una hipótesis sobre la prevalencia de los trastornos del espectro autista es que los problemas de comportamiento del niño se deben a un exceso de ácido fólico, en lugar de a una cantidad insuficiente, durante el embarazo. Sin embargo, no se dispone de evidencia significativa, a partir de 2011, que respalde esta teoría. Sin embargo, dado que el folato juega un papel en el sistema nervioso, que incluye el cerebro, la investigación del ácido fólico y el autismo está en curso sobre esta posible vía de explicación del autismo.
Un estudio realizado por la Clínica Mayo en los EE. UU. En 2011 sobre la suplementación de ácido fólico y el autismo encontró solo una correlación débil entre los trastornos del espectro autista y las madres o los niños que tomaron suplementos de ácido fólico. Los autores del estudio afirman que, como se sabe que el ácido fólico beneficia el desarrollo espinal de los niños por nacer, los suplementos que contienen demasiado ácido fólico en realidad pueden causar daño al sistema nervioso. A partir de 2011, esto sigue siendo una hipótesis, y la evidencia científica no apunta definitivamente a una relación entre el ácido fólico y el autismo.
Además, se están realizando investigaciones para explorar la teoría de que los niños con autismo tienen problemas para metabolizar o usar el ácido fólico. Sin embargo, una revisión de los estudios sobre el ácido fólico y el autismo realizada en 2010 por el Instituto Sansom en Australia no señaló ninguna base fáctica para esta idea. El campo de estudio es relativamente nuevo y más investigación puede brindar más información. Por lo tanto, las futuras madres deben sopesar el riesgo comprobado entre la deficiencia de ácido fólico y los defectos del tubo neural con el vínculo hipotético entre el ácido fólico y el autismo, y buscar el consejo de un médico al respecto.