Los tumores benignos y malignos difieren en cómo crecen, en el riesgo que representan para las personas y en los tratamientos que requieren. Todos los tumores representan el crecimiento de células anormales. Los tipos benignos permanecen locales y no pueden diseminarse a otras áreas, mientras que los malignos pueden distribuir las células cancerosas a otras partes del cuerpo. Generalmente, los crecimientos malignos representan un riesgo para la salud mucho mayor debido a su capacidad de diseminarse. Cuando sea posible, los tumores benignos deben tratarse con extirpación quirúrgica, pero los tumores malignos requieren un tratamiento más extenso, que a menudo incluye cirugía, quimioterapia, radiación o una combinación de estos.
Sin duda, la diferenciación más importante entre tumores benignos y tumores malignos es la metástasis. Ésta es la capacidad de las células cancerosas de un lugar para moverse e invadir un lugar diferente. A medida que se mueven, estas células se corrompen y convierten las células normales del cuerpo en células cancerosas. La metástasis solo ocurre con tumores malignos. Los crecimientos benignos pueden agrandarse, pero no pueden invadir otras estructuras del cuerpo y volverlas cancerosas.
Los tumores malignos son intrínsecamente más peligrosos debido a su tendencia a dañar todas las demás estructuras del cuerpo. Podrían propagar células tóxicas a los órganos, a los huesos o incluso al torrente sanguíneo. A medida que estos tumores hacen metástasis, otros tejidos corporales cambian y se corrompen. La estadificación del cáncer generalmente se basa en la extensión de esta diseminación, y la enfermedad tiene un pronóstico más precario cuando una neoplasia maligna se acompaña de la invasión de células cancerosas de órganos u otros sistemas corporales importantes.
No es exacto concluir que los tumores benignos y los tumores malignos puedan clasificarse como seguros y peligrosos, respectivamente. Los crecimientos benignos aún pueden ser médicamente graves porque pueden presionar varias partes del cuerpo y crear malestar o disfunción. Un tumor cerebral no canceroso podría hacer imposible que el cerebro funcione correctamente, y los grandes crecimientos alrededor del corazón, en el útero o en el tracto gastrointestinal representan un riesgo. Siempre que sea posible, deben eliminarse.
Por lo general, existe una diferencia sustancial en la forma en que se tratan los tumores benignos y los tumores malignos. La extirpación quirúrgica de un crecimiento benigno completo generalmente significa que no volverá. Si el tumor se extirpa solo parcialmente, puede volver a crecer en el mismo lugar.
Con los tumores malignos, la cirugía por sí sola no es suficiente y es muy probable que vuelva a crecer a menos que se tomen más medidas. Los médicos pueden usar quimioterapia, radiación o ambas junto con la cirugía para tratar de eliminar el cáncer por completo. La eficacia de esto tiende a depender de la agresividad del tipo de tumor y de la etapa en la que se descubre el cáncer.