El riñón flotante, que también se puede llamar riñón hipermóvil o riñón errante, se conoce con el nombre médico de nefroptosis. Es una afección que hace que el riñón descienda, especialmente cuando una persona se pone de pie o pasa de una posición acostada a una vertical. Esto también se puede llamar prolapso o prolapso de riñón. El movimiento hacia abajo del riñón sugiere que no está completamente fijado en su lugar por los tejidos que lo rodean, y es una condición que los médicos han observado durante más de un siglo.
Las personas más comúnmente afectadas por este trastorno son las mujeres jóvenes, generalmente mujeres delgadas y con cinturas largas. En raras ocasiones, la afección puede ser causada por un defecto congénito. Una lesión en el riñón o un golpe en el área justo arriba o debajo del riñón también pueden ocasionalmente causar un riñón flotante. Más comúnmente, la movilidad del riñón ocurre sin ninguna lesión.
Los riñones suelen estar sostenidos por un tejido llamado fascia perirrenal, que es tejido blando que forma parte del tejido conectivo. Cuando la fascia perirrenal no está presente en abundancia, el riñón flotante no se fija en su lugar y, al ponerse de pie, puede descender hasta la pelvis. Esto puede causar síntomas o no. Cuando los síntomas surgen, pueden ser claramente incómodos e incluir dolor en el costado, escalofríos, náuseas y presión arterial elevada. El desplazamiento del riñón también puede hacer que el uréter, la estructura que pasa la orina de los riñones a la vejiga, se doble. Esto puede resultar en dolor extremo o dificultad para orinar.
El diagnóstico tiende a realizarse tomando una serie de radiografías en decúbito supino (posición acostada) y luego en posición erguida o de pie. Estos pueden indicar con bastante certeza si el riñón realmente se mueve hacia abajo cuando una persona se pone de pie o si alguna otra afección puede estar causando los síntomas. La mayoría de las personas desconocen que padecen el trastorno y, por lo general, solo la aparición de síntomas hace que se evalúe la afección. Si la afección no presenta síntomas y se diagnostica, generalmente no requiere tratamiento.
Para aquellos que padecen síntomas de riñón flotante, el tratamiento generalmente existe en forma de cirugía renal llamada nefrofhexia. En el pasado, esta cirugía era considerablemente más invasiva, pero ahora se puede realizar mediante técnicas laparoscópicas, lo que resulta en un tiempo de recuperación mucho más rápido. La cirugía esencialmente fija el riñón en su lugar, reduciendo su movilidad y terminando los síntomas dolorosos.
La mayoría de las personas con riñón flotante tienen pocas o ninguna complicación, e incluso cuando requieren cirugía, la cirugía en sí tiene un resultado excelente. Esto no se considera una condición fatal, ya que el tratamiento está fácilmente disponible. Puede ser muy incómodo, pero es posible que muchos de los que padecen la afección no sientan molestias. En numerosos casos, las personas viven toda su vida con nefroptosis sin saber que la padecen.