El inicio de la acción es un término médico que se refiere a la cantidad de tiempo que tardan los efectos de un fármaco en notarse después de su administración. Algunos medicamentos tienen un inicio extremadamente rápido, y las personas notan la actividad en segundos. Otros, como los medicamentos antidepresivos, pueden tardar días o incluso semanas en surtir efecto. Cuando las compañías farmacéuticas desarrollan nuevos medicamentos, una de las cosas que estudian es el inicio de la acción, para determinar qué tan rápido surte efecto el medicamento.
La ruta utilizada para la entrega puede marcar una gran diferencia. Para un inicio muy rápido, la medicación intravenosa suele ser la mejor opción porque ingresa directamente al torrente sanguíneo y el paciente no necesita metabolizarla para que el fármaco esté disponible. Los medicamentos aplicados a las membranas mucosas también pueden actuar muy rápidamente, ya que el medicamento se filtra rápidamente en los capilares y entra en el torrente sanguíneo. Los medicamentos orales actúan más lentamente, además el ácido del estómago puede interferir con algunos medicamentos, haciendo que esta vía sea imposible. Otras opciones pueden incluir supositorios, cremas tópicas y medicamentos para inhalación.
La formulación del fármaco también puede ser un factor. Muchas compañías farmacéuticas crean formatos de liberación prolongada, lo que permite a las personas tomar un medicamento y hacer que surta efecto lentamente durante un período de horas. Este inicio lento puede ser útil para las personas que necesitan tomar medicamentos para el mantenimiento de sus afecciones médicas. Es posible que tomen menos píldoras porque actúan durante más tiempo y tienen un menor riesgo de sufrir una sobredosis. La administración retrasada también puede mantener más estables los niveles del fármaco en el cuerpo, reduciendo problemas como picos o caídas en las concentraciones del medicamento.
Algunos medicamentos con un inicio de acción generalmente rápido incluyen sedantes y control del dolor, donde el objetivo suele ser el alivio inmediato para el paciente. Con los medicamentos para las afecciones de salud mental, el medicamento puede surtir efecto lentamente porque la química del cerebro del paciente debe cambiar para que haya efectos observables. El tratamiento de afecciones como la depresión y el trastorno bipolar con medicamentos no es tan simple como abordar un problema como la inflamación o el dolor, donde se puede administrar un medicamento directamente en el sitio para que surta efecto muy rápidamente.
El inicio de la acción también es una consideración cuando los médicos piensan en cuánto tiempo permanecerá un fármaco en el organismo de un paciente. Los medicamentos que surten efecto rápidamente tienden a limpiar el cuerpo muy rápidamente, mientras que los medicamentos de acción lenta tardan más en metabolizarse por completo. Esta es una preocupación cuando se evalúa a los pacientes en busca de interacciones medicamentosas potencialmente dañinas; es posible que un paciente ya no esté tomando un medicamento, pero aún podría estar en riesgo de sufrir una reacción, por ejemplo.