Comúnmente conocido como síndrome de Ramsay Hunt tipo II, el herpes zóster ótico es una enfermedad que afecta a un conjunto de células nerviosas del oído. Por lo general, es una complicación del herpes zóster o culebrilla. Los síntomas incluyen dolor y una variedad de otros problemas en el oído, así como problemas en la boca y los ojos.
Se cree que el herpes zoster ótico es causado por la reactivación del virus varicela zoster, que causa la varicela. Ocurre en varios pacientes con herpes zóster y ocurre cuando este virus infecta el séptimo u octavo nervios craneales o faciales. Estos nervios específicos son responsables de una serie de cosas, incluidos los movimientos faciales, la producción de saliva y lágrimas, la transmisión del sonido al cerebro y el equilibrio.
El síntoma que se informa con más frecuencia suele ser un dolor de oído intenso. A veces se produce pérdida de audición o zumbidos en los oídos, conocidos como tinnitus, y debido a que este virus afecta la parte del oído que regula el equilibrio, una persona con esta afección puede tener problemas de equilibrio o marearse fácilmente. Una erupción y ampollas, similares a las de la varicela y el herpes zóster, también pueden estar presentes tanto en el oído interno como en el externo, así como en el paladar y la lengua.
Puede ocurrir un cambio en el sentido del gusto en pacientes con esta enfermedad. La producción de saliva y lágrimas también puede ralentizarse o incluso cesar, lo que provoca cambios en el gusto y sequedad en los ojos. Algunos pacientes con herpes zóster ótico también informan debilidad o parálisis facial parcial.
El herpes zóster ótico puede confundirse con una afección conocida como parálisis de Bell porque estas afecciones tienen síntomas muy similares. En los casos de parálisis de Bell, sin embargo, no hay erupción. El diagnóstico de la afección generalmente se realiza después de un examen completo de un paciente y sus síntomas. También se pueden enviar muestras de líquidos de los sitios de las ampollas a un laboratorio para confirmar el diagnóstico.
El tratamiento de esta enfermedad puede variar, según la gravedad de los síntomas y el tiempo que lleva presente la enfermedad. Es posible que algunos pacientes no requieran ningún tratamiento, mientras que a otros se les pueden recetar ciertos medicamentos antivirales como aciclovir o famciclovir. También se pueden recetar corticosteroides y analgésicos.
Aunque casi todas las personas pueden contraer esta enfermedad, hay algunos tipos de personas que corren más riesgo que otras. Por ejemplo, la investigación ha demostrado que las personas mayores corren un mayor riesgo que las personas más jóvenes. También se considera que las personas con sistemas inmunitarios debilitados tienen más probabilidades de padecer herpes zóster ótico.