¿Cuáles son los síntomas del hambre?

El hambre es una condición causada por la falta repentina o gradual de alimentos. Los síntomas de inanición pueden ocurrir poco después de que se niegue la comida por primera vez, pero pueden progresar a diferentes ritmos dependiendo de la rapidez con que se retire a la víctima de todas las fuentes de nutrición. Algunos síntomas de inanición son visibles, mientras que otros son internos. La inanición puede ocurrir tanto de forma voluntaria, como en las dietas de pérdida de peso extrema, como involuntariamente, como por el abuso o la simple falta de disponibilidad de alimentos.

A menudo, los primeros síntomas de la inanición son de naturaleza digestiva. Una persona o un animal a quien se le niega repentinamente la comida se sentirá extremadamente hambriento durante varios días, pero luego, lentamente, podrá ignorar el sentimiento hasta cierto punto. El dolor en el estómago a menudo se desarrolla rápidamente y luego puede convertirse en síndromes digestivos y relacionados con los desechos, como estreñimiento severo y doloroso seguido de diarrea incontrolable. Los primeros síntomas de la inanición incluyen desmayos, debilidad y mareos. La sed también puede aumentar rápidamente.

Los síntomas de la inanición tienden a hacerse más visibles con el tiempo. Las células grasas en la cara y alrededor de los ojos tienden a disiparse rápidamente, dando a la víctima una apariencia hundida o ahuecada. La coordinación puede disminuir y las tareas simples pueden volverse difíciles. El cuerpo se debilita lentamente, aunque los pies y las manos pueden hincharse con el agua retenida, provocando edemas. Una persona o un animal hambriento puede sentir un aumento de la sensación de frío, ya que la temperatura corporal comienza a descender rápidamente con la inanición prolongada.

Internamente, los síntomas de la inanición comienzan a causar estragos en los sistemas corporales. El nivel en sangre desciende y comienza a producirse anemia grave o deficiencia de hierro. El cuerpo trabaja para proteger sus órganos más vitales al devorar las reservas de grasa y músculo para ayudar a mantener la función del corazón y el cerebro. La función mental disminuye a lo largo del proceso a medida que el cerebro se ve privado continuamente de los nutrientes necesarios.

A medida que la afección progresa hacia la fatalidad, los síntomas mentales se vuelven más extremos. Muchas víctimas caen en una apatía crónica, incapaces de moverse incluso para las necesidades corporales básicas. Algunos comienzan a tener alucinaciones vívidas y sufren confusión, vértigo y sueños vívidos. Se lleva a cabo algún ritual de inanición para lograr estas visiones, pero la persona hambrienta debe regresar rápidamente al cuidado y la comida para evitar la muerte.

Las víctimas que mueren por causas relacionadas con la inanición suelen sufrir un paro cardíaco. Cuando el corazón ya no puede mantenerse con los recursos del cuerpo, no tiene más remedio que dejar de funcionar. Algunas víctimas caen en coma durante varios días antes de que esto ocurra.
El hambre es una muerte prolongada y brutal, marcada por un malestar extremo y pérdida de funciones en todo momento. Incluso quienes emprenden el proceso de forma voluntaria, para adelgazar o como parte de una declaración política, pueden sufrir daños permanentes en los órganos o en el metabolismo. Si una persona o un animal parece estar sufriendo una inanición forzada debido al abuso o la falta de recursos, es importante alertar a las autoridades de asistencia social lo antes posible. Aquellos en etapas avanzadas de la afección no pueden simplemente volver a comer normalmente, sino que deben ser guiados hacia la salud por profesionales médicos.