Los síntomas de mala circulación pueden ser alarmantes, pero son una de las formas en que el cuerpo lo alerta sobre un problema. La mala circulación suele ser causada por la enfermedad de las arterias periféricas (EAP), que es cuando las arterias se estrechan y restringen la cantidad de flujo sanguíneo a los brazos, piernas y extremidades. El tabaquismo, la falta de ejercicio y la diabetes pueden aumentar el riesgo de EAP y mala circulación. Reconocer los síntomas de la mala circulación permite un tratamiento temprano y aumenta las posibilidades de tratarla fácilmente.
El entumecimiento y la debilidad en las piernas se encuentran entre los signos más comunes de mala circulación. Es más severo y más notorio cuando está de pie durante largos períodos de tiempo o cuando está de pie en una posición durante un largo período de tiempo. Algunas personas pueden sentir el entumecimiento como un hormigueo o puede ser una falta de sensibilidad en la piel y los músculos.
Otro síntoma importante de mala circulación es el frío en las extremidades. Las extremidades incluyen los dedos de los pies, los dedos de las manos y las orejas. La frialdad es causada por el hecho de que la sangre caliente no puede fluir hacia esas áreas. El entumecimiento puede significar que la persona que está experimentando extremidades frías podría no notar este síntoma en particular. Es más probable que un médico o un miembro de la familia note frialdad en las extremidades al entrar en contacto con ellas.
Para los hombres, la disfunción eréctil también puede ser un indicador de mala circulación. El flujo de sangre hacia el pene hace que los tejidos eréctiles se expandan. Si la sangre no puede llegar a esta área o la alcanza con demasiada lentitud, el tejido no puede expandirse y es posible que el pene no se ponga erecto. Las mujeres con mala circulación pueden experimentar una falta similar de flujo sanguíneo a los genitales.
La mala circulación también puede causar calambres dolorosos. Normalmente, los calambres causados por la mala circulación se producen en la mitad inferior del cuerpo, como la cadera, el muslo o la pantorrilla. Es más probable que este síntoma ocurra al caminar o subir escaleras. Esto se debe a que la mala circulación disminuye la cantidad de sangre que fluye hacia los músculos. Si los músculos no reciben suficiente oxígeno de la sangre fresca, pueden causar calambres y dolor.
El último síntoma notable de la mala circulación son las llagas en las piernas que tardan mucho en sanar. El flujo sanguíneo ayuda a curar llagas y heridas. Sin el flujo sanguíneo adecuado a estas áreas, incluso las pequeñas laceraciones no pueden sanar adecuadamente. Una persona con mala circulación también tiene más probabilidades de notar llagas y moretones espontáneos. La mala circulación hace que la piel y los tejidos sean más frágiles y más susceptibles a sufrir daños incluso por pequeños golpes o raspaduras.