La resistencia a la insulina es una afección médica en la que el cuerpo humano está produciendo cantidades suficientes de insulina, pero el cuerpo no está haciendo un uso adecuado de la insulina. Como resultado, el individuo comienza a pasar de un estado de prediabetes a un diagnóstico de diabetes tipo 2. Afortunadamente, existen formas efectivas de tratar esta afección mediante la dieta y el ejercicio en muchos casos.
Hay varias razones por las que una persona puede volverse resistente a la insulina. Una de las formas más comunes en que se desarrolla la resistencia a la insulina es debido al exceso de peso. Las personas que llevan consigo cantidades significativas de masa corporal adicional ejercen una presión adicional sobre los sistemas centrales del cuerpo, incluida la capacidad de hacer el mejor uso de la insulina que se produce de forma natural. Cuando esto sucede, el cuerpo continúa produciendo insulina a los mismos niveles que antes, pero el cuerpo ya no responde bien a la insulina. En gran medida, esto se debe a las células grasas y a los niveles elevados de grasa en el torrente sanguíneo. La grasa inhibe la capacidad del cuerpo para utilizar la insulina.
Otra razón común por la que ocurre la resistencia a la insulina tiene que ver con la presencia de hipertensión. Si bien las personas obesas también pueden desarrollar hipertensión, esta no es una condición limitada a las personas con sobrepeso. En las circunstancias adecuadas, la hipertensión puede desarrollarse en personas que se encuentran dentro de lo que se define como un rango normal de peso e incluso en personas con bajo peso. Al igual que con la grasa en el sistema, la hipertensión tiende a disminuir la capacidad del cuerpo para responder adecuadamente a la insulina.
Las herramientas más eficaces para combatir esta afección son la dieta y el ejercicio. La modificación de los hábitos alimenticios para incluir frutas y verduras frescas, carnes magras y porciones equilibradas que proporcionen nutrición y combustible para la energía iniciará el proceso de deshacerse de los kilos de más y realizar los cambios necesarios en las lecturas de la presión arterial. A medida que las células grasas comienzan a encogerse y la cantidad de grasa en el torrente sanguíneo comienza a disminuir, el cuerpo comenzará a responder más favorablemente a la insulina producida en el cuerpo o introducida por inyección.
Además de realizar los cambios dietéticos necesarios, controlar el síndrome de resistencia a la insulina también implica realizar cambios en el estilo de vida. Específicamente, esto significa hacer ejercicio con regularidad. Demasiadas personas llevan estilos de vida sedentarios, por lo que sus cuerpos corren un gran riesgo de descomponerse demasiado temprano en la vida. El ejercicio ayuda a promover el funcionamiento saludable de todos los órganos y mecanismos vitales del cuerpo, incluido el uso de insulina. Incluso algo tan simple como una caminata de treinta minutos cada día puede marcar una gran diferencia en la capacidad de una persona para lidiar con la resistencia a la insulina.
Una vez que un médico diagnostica la resistencia a la insulina, es importante trabajar con él para encontrar el régimen de tratamiento más adecuado. Junto con la dieta y el ejercicio, el médico también puede optar por recetar medicamentos que facilitarán el manejo de los niveles de glucosa en sangre para el cuerpo. Esto ayuda a aliviar la tensión general en el sistema causada por la resistencia a la insulina y le da al cuerpo la oportunidad de luchar para revertir parcialmente el problema.