Un sensor de velocidad del viento es parte de un instrumento que se utiliza para medir la velocidad del viento. El nombre científico de este instrumento es anemómetro, un dispositivo que normalmente incluye un sensor de dirección y velocidad del viento. La palabra «anemómetro» proviene del griego anemos, que significa viento. Los anemómetros son parte del equipo estándar en una estación de observación meteorológica y se utilizan para medir la velocidad del viento a una altura específica en la atmósfera. Además, también se puede utilizar un sensor de velocidad del viento para medir la velocidad del flujo de aire en un túnel de viento o para otras aplicaciones que impliquen la medición de la velocidad de un flujo de gas.
Una de las formas más sencillas de estimar la velocidad del viento es con una manga de viento, un tubo de tela sujeto a un asta de bandera que indica la dirección del viento y permite una estimación visual relativa de la velocidad. Otro tipo común de sensores de velocidad del viento es el anemómetro de taza, un sensor de rotación con tazas que giran en el viento, acciona un generador y produce una salida eléctrica medida por un medidor que ha sido calibrado a la velocidad del viento. La fricción dificulta la calibración de un anemómetro de copa y afectará la precisión de la medición. Los anemómetros de copa son asequibles y son los sensores de velocidad del viento más utilizados para una amplia variedad de aplicaciones.
Existen tipos más sofisticados de sensores de velocidad del viento que son útiles para aplicaciones donde se requieren mediciones precisas. Los sensores termoeléctricos de velocidad del viento calculan la velocidad midiendo la velocidad a la que el viento enfría un cable calentado y, a menudo, se utilizan cuando las velocidades medias que se miden son bajas. Los tubos de presión relacionan las diferencias en la presión del aire con la velocidad del viento y se usan en aviones y para otras aplicaciones donde las corrientes de aire son estables y las velocidades promedio que se miden son altas. Los anemómetros ultrasónicos y láser utilizan el efecto Doppler para estimar la velocidad del viento detectando el cambio de fase del sonido o la luz reflejada por las moléculas de aire.
Un sensor mecánico de velocidad del viento, como un anemómetro de taza, puede verse afectado por las condiciones climáticas, incluidas las temperaturas frías que pueden provocar la acumulación de hielo. Los anemómetros de mano son livianos y portátiles, pero tienden a ser menos precisos y se usan principalmente para combatir incendios u otras situaciones en las que la portabilidad es esencial, así como con fines educativos o recreativos. Los sensores de velocidad del viento profesionales que han sido calibrados pueden ser muy costosos y delicados. Estos tipos de sensores de precisión profesionales son esenciales para aplicaciones altamente técnicas, como la estimación de la producción de energía al diseñar proyectos de turbinas eólicas y para el pronóstico de tormentas.