Los aerómetros son instrumentos relativamente sencillos que están diseñados para medir la densidad y el peso de un gas o líquido. El diseño de un aerómetro es muy simple, con el cuerpo principal del dispositivo nada más que un tubo hueco. Usando un peso y una báscula que se incluye dentro del cuerpo del aerómetro, es posible colocar el dispositivo directamente en el elemento a medir y recibir una lectura precisa.
El uso real de un aerómetro para medir la densidad de un gas o líquido es fácil. Se coloca un peso en el tubo principal del dispositivo, donde se deposita en la parte inferior del tubo. Se encuentra una escala en la parte superior de la varilla que se extiende desde el tubo. El tubo ponderado se coloca en el elemento que se va a medir. Con el uso de la báscula, es posible determinar el peso del líquido o gas con facilidad. La densidad se determina tomando nota del lugar donde la escala penetra en la superficie del líquido o gas. De todas las herramientas que se utilizan actualmente para pesar gases, el aerómetro a menudo se considera una de las opciones más simples y precisas.
La mejor manera de comprender la función de un aerómetro es comprender la ley básica de Arquímedes. Básicamente, esto significa que la fuerza ascendente de un líquido será igual a la masa del líquido que se desplaza. Debido a que el peso dentro del aerómetro es constante, esto hace posible medir el peso y la densidad de los gases en función de la profundidad con la que se hunde el dispositivo en el elemento. Lo mismo ocurre con los líquidos, ya que cuanto más profundo se hunde el aerómetro en el líquido, mayor es la densidad y el peso.
Si bien el aerómetro es útil para medir gases, tanto el peso de los gases como la densidad de un gas, el dispositivo no es capaz de determinar la naturaleza exacta del gas o líquido. Sin embargo, usar el aerómetro para medir la densidad y el peso del elemento puede ayudar a identificar algunos rasgos del elemento que pueden ayudar a los investigadores a reducir la posible composición del elemento.