¿Qué es Dickinsonia?

Dickinsonia es un organismo icónico de la fauna de Ediacara, que se encuentra entre los primeros representantes conocidos de la vida multicelular en el planeta. Dickinsonia aparece como un óvalo acanalado con simetría de deslizamiento. Estuvo inmóvil la mayor parte de su vida, aunque en ocasiones pudo haberse movido de un lugar de descanso a otro. Al igual que otros organismos ediacaranos, existe un gran debate sobre la afinidad de Dickinsonia, aunque la mayoría de los investigadores creen que es un animal bilateral, posiblemente un antepasado de los cordados. Sin embargo, su clasificación a nivel de reino es oficialmente incertae sedis (clasificación desconocida).

Dickinsonia vivió hace aproximadamente 560 a 541 millones de años, durante el Ediacárico tardío. Era contemporáneo de otros extraños organismos de Ediacara, que se asemejan a bolsas llenas de barro, tallos y colchones. Estos no son animales como los conocemos. Dickinsonia a veces se incluye en el filo Proarticulata, que sería el único filo animal que se extinguiría por completo si realmente existiera. Otros animales a veces incluidos en este filo son Yorgia, Vendia, Archaeaspinus, Andiva y Ovatoscutum. Estos animales no eran verdaderamente bilaterales, pero poseían una simetría bilateral de “reflejo deslizante”, donde un lado estaba parcialmente desalineado con el otro.

Dickinsonia dejó huellas sin esqueleto que se han encontrado en las famosas cordilleras Flinders de Australia del Sur, así como en Rajastan en India, Podolia en Ucrania y la región del Mar Blanco de Rusia. Los fósiles varían enormemente en tamaño desde 4 mm (diminutos) a 1.4 m (del tamaño de un hombre). Esta variación extrema ha llevado a algunos paleontólogos a considerar a Dickinsonia un hongo o protista en lugar de un animal, pero hay otros ejemplos en el mundo animal de esta variación. Dickinsonia evidentemente siguió creciendo en todas las escalas hasta que se cubrió de sedimento o se mató.

Dickinsonia desapareció junto con el resto de la fauna de Ediacara en los albores del Cámbrico. Se desconoce el motivo de esta extinción, pero las hipótesis incluyen los sospechosos habituales (vulcanismo, impacto de asteroides, etc.), pero también algunos nuevos, incluido el advenimiento de depredadores o ser superados por los organismos cámbricos más efectivos. Sin más evidencia fósil y paleoclimactica, es posible que nunca lo sepamos.