¿Qué es la medicina cuerpo-mente?

La medicina cuerpo-mente reconoce que el cuerpo y el cerebro están interconectados en lugar de existir como componentes separados. Como tal, reconoce los roles que desempeñan las emociones, la personalidad, la espiritualidad e incluso el estatus social en el bienestar general de cada individuo. En lugar de ver el tratamiento de la enfermedad como una responsabilidad puesta en manos de los cuidadores médicos, el campo abarca la participación proactiva por parte del paciente para influir en el resultado. Esta promoción de la conciencia y el crecimiento personal se logra a través de diversas modalidades que colocan poder tanto en los pensamientos como en las acciones.

Muchas técnicas utilizadas en la medicina de la mente y el cuerpo alguna vez se consideraron «alternativas», pero ahora son un lugar común en la medicina convencional. Sin embargo, muchos también están profundamente arraigados en sistemas antiguos. Por ejemplo, los principios de la medicina cuerpo-mente son en gran medida un componente de las prácticas orientales, como la medicina ayurvédica y la medicina tradicional china. Sin embargo, en el mundo occidental, la teoría patógena de la medicina, o teoría de los gérmenes, promovida por Louis Pasteur llevó a la creencia de que la enfermedad del cuerpo no está relacionada con la mente.

En los años sesenta y setenta comenzó a producirse un cambio de pensamiento en los Estados Unidos. Un desencadenante potencial de este movimiento fue la observación del médico Herbert Benson, quien notó cómo la meditación podía reducir la presión arterial en lo que luego denominó la «respuesta de relajación». A medida que la comunidad médica fue testigo de eventos similares, comenzaron a surgir nuevos campos de estudio que ilustraron un matrimonio entre la mente y el cuerpo. Por ejemplo, la psiconeuroinmunología incorpora «psico» y «neuro» para representar la mente, y la «inmunología» o el sistema inmunológico del cuerpo. Sin embargo, el incidente que pudo haber tenido la influencia más profunda en la aceptación de la medicina cuerpo-mente por parte de los practicantes occidentales ocurrió décadas antes.

La mayoría de la gente ha oído hablar del término «efecto placebo». El origen de esta frase se atribuye al Dr. Henry Beecher, quien quedó en la posición de tratar a los soldados heridos de la Segunda Guerra Mundial en el campo con nada más que inyecciones de solución salina una vez que se agotó el suministro de morfina. Desconcertado por el inesperado nivel de comodidad que experimentaron los soldados, el médico estudió más a fondo el impacto del placebo. Finalmente llegó a la conclusión de que la creencia del paciente de que se producirá la curación tiene una relación directa con la respuesta terapéutica física.

Hoy en día, la formación en medicina cuerpo-mente es un plan de estudios estándar en muchas facultades de medicina de todo el mundo, incluido Estados Unidos. Como resultado de la metodología estandarizada y la validación de numerosos estudios controlados, las técnicas de medicina cuerpo-mente han demostrado ser efectivas en varios niveles. Por ejemplo, la investigación confirma que la frecuencia cardíaca y la presión arterial pueden modificarse mediante el uso de biorretroalimentación. La meditación y las imágenes guiadas pueden promover cambios fisiológicos, como una mayor producción de ciertos químicos cerebrales que reducen la depresión, mejoran la inmunidad y suprimen la transmisión de señales de dolor. El manejo del estrés, la adicción a sustancias y los trastornos del comportamiento también pueden verse influenciados por la intervención fisiológica.

La medicina cuerpo-mente utiliza muchas herramientas diferentes para lograr estos efectos, incluida la hipnosis, el movimiento corporal (es decir, yoga y Tai Chi) y muchos más. Sin embargo, hay otro aspecto de la medicina de la mente y el cuerpo que elude la prueba o la medición: la espiritualidad. De hecho, se desprende de numerosos estudios a largo plazo que las perspectivas positivas, la fe en un “poder superior”, la oración y la capacidad de perdonar tienen una influencia notable en la curación y la calidad de vida.