¿Qué es el liberalismo clásico?

El liberalismo clásico es una filosofía política y económica que enfatiza la importancia de la libertad individual. Data del siglo XVIII y originalmente fue parte de una reacción contra las políticas mercantilistas y estatistas que prevalecían en muchas naciones europeas. Esta versión del liberalismo enfatiza tanto las libertades individuales como la protección de la propiedad privada y los mercados libres. El liberalismo clásico típicamente busca limitar el poder del gobierno y restringir la capacidad de grupos de personas para emprender acciones colectivas que puedan afectar los derechos de los demás.

Supuestos sobre la naturaleza humana
Esta filosofía se basa en un cierto conjunto de supuestos sobre la naturaleza humana. Los defensores del liberalismo clásico sostienen que los individuos son actores racionales pero que los intereses de cada individuo se limitan a su propio beneficio o seguridad. Se pensaba que las sociedades más grandes funcionaban mejor cuando esos intereses individuales podían expresarse libremente, sin interferencia de organizaciones estatales o religiosas.

Depender de las fuerzas del mercado
La creencia en la importancia de la propiedad, el comercio y el mercado es fundamental para el liberalismo clásico. Esta filosofía se basó en las ideas del economista escocés Adam Smith, quien argumentó que las decisiones colectivas tomadas en un mercado verdaderamente libre eran la mejor expresión posible de las necesidades y deseos de una sociedad. El liberalismo clásico se basa en estas fuerzas del mercado para tomar la mayoría de las decisiones sobre la asignación de recursos dentro de una economía.

La creencia en la importancia de un mercado libre fue una gran desviación de la práctica establecida. Inglaterra tenía alguna tradición de libre comercio, pero la filosofía económica del mercantilismo dominaba gran parte del continente europeo. En el mercantilismo, el estado dirige la actividad económica para su propio beneficio. Los individuos se benefician, si es que se benefician, indirectamente a través del crecimiento de la riqueza y el poder del Estado. El liberalismo clásico rechazó esta filosofía y argumentó que el gobierno debería adoptar una política de dejar los mercados en paz siempre que sea posible.

Opuesto a los programas sociales
Los creyentes en el liberalismo clásico también descartaron la importancia de muchas instituciones sociales. La caridad, en su opinión, era esencialmente una distorsión de las fuerzas normales del mercado y esencialmente contraproducente. Según los defensores de esta filosofía, las redes de apoyo social que protegían a los perezosos o incapaces dañaron realmente la capacidad del mercado libre para asignar bienes y servicios de manera eficaz.

Libertad económica
Los defensores de este sistema también abogaron apasionadamente por la libertad económica. Dieron un gran valor a otras formas de libertad e intentaron asegurar la libertad individual de hablar, adorar y reunirse sin supervisión o limitación del gobierno. Esto los puso en desacuerdo con muchos de los poderes establecidos.
Liberalismo moderno
Los liberales modernos a menudo han conservado la creencia en la importancia de la libertad individual, pero han llegado a cuestionar el papel que juega la libertad económica pura. El liberalismo clásico sirvió como una poderosa defensa contra la opresión del estado. Los defensores del liberalismo social moderno a menudo se han preocupado de que los individuos ricos y poderosos puedan ejercer una habilidad igualmente peligrosa para limitar la libertad personal y han tratado de limitar el papel de la riqueza en la configuración de la política. También suelen creer que es necesario cierto grado de igualdad económica para que otras libertades y derechos tengan un significado real.