La soldadura en frío es un proceso de unión en el que dos elementos se combinan en uno mediante una presión intensa que se aplica mediante matrices y rodillos. Como su nombre lo indica, esta técnica no depende del calor para cambiar el estado de los elementos que se unen; estas sustancias permanecen en un estado sólido durante todo el procedimiento. No todos los metales son candidatos ideales para la soldadura en frío debido al contenido de oxígeno dentro de sus capas externas, e incluso después de un cepillado y limpieza prolongados, los metales no se unirán si uno de ellos no es maleable. Del mismo modo, si las dos piezas unidas se exponen posteriormente a un entorno rico en oxígeno u otros compuestos reactivos, la soldadura en frío fallará. Debido a estas limitaciones, el proceso de soldadura en frío es más adecuado para objetos que se desplegarán fuera de la atmósfera terrestre, como satélites o naves espaciales.
La soldadura en frío fue descubierta inicialmente por las sociedades modernas a principios de la década de 1940 y se pensó como un fenómeno nuevo, pero este proceso existe desde hace miles de años. Se descubrió que dos piezas de metales similares se unirán dentro de una aspiradora siempre que posean superficies limpias y aplanadas y se pueda aplicar una fuerza inicial fuerte. Durante el proceso, se producen deformidades en el 60 al 80% de la superficie de unión, y esto permite que los metales puros y limpios entren en contacto. Luego, se produce una unión permanente a nivel atómico, con soldaduras mucho más fuertes que las que se podrían lograr por otros medios. Otra ventaja es que no hay absolutamente ningún material intermedio utilizado como tipo de soldadura, por lo que mientras no se permita que los óxidos se vuelvan a formar en la superficie del metal, debería durar décadas.
Desde el período de descubrimiento inicial, los investigadores han demostrado que la soldadura en frío también se puede lograr sin una fuerza excesiva. Aplicando menos presión durante un período de tiempo más largo, se pueden lograr resultados similares. Otro método consiste en aumentar la temperatura de la superficie de los dos materiales que se unen durante un breve período de tiempo para acelerar las moléculas.
Los usos modernos de la soldadura en frío son numerosos, pero definitivamente se considera un proceso situacional debido a las limitaciones antes mencionadas. Sin embargo, la técnica permite trabajar en muchos entornos hostiles que antes eran imposibles, como soldar tuberías subterráneas que transportan gases inflamables. Otro contratiempo es que dado que la soldadura se realiza rápidamente y se considera permanente, es muy difícil verificar la integridad de la soldadura, especialmente en metales más gruesos.