En lingüística, la resolución de la anáfora es el proceso de determinar a qué sustantivo u objeto del mundo real se refiere un pronombre. Puede usarse para discutir el proceso por el cual la mente humana comprende la referencia, o puede referirse a los modelos estadísticos ideados por los lingüistas para determinar el referente más probable. El término «resolución de la anáfora» puede causar cierta confusión debido a la variedad de posibles significados de la palabra anáfora, que proviene del griego «llevar hacia atrás» o «llevar». En retórica, la anáfora es la repetición de palabras clave al comienzo de frases, oraciones o párrafos.
Dentro de la disciplina de la lingüística, la anáfora se refiere más precisamente a un pronombre en tercera persona que hace referencia a un sustantivo que ya se ha mencionado en un texto. Cuando se habla de resolución de anáforas, puede tener un significado más general de cualquier pronombre, ya sea que su referente se encuentre antes o después de él en el texto, o fuera del texto por completo. Para ver un ejemplo de lo último, una persona podría señalar una pintura y decir: «Me gusta». En el contexto del mundo real, «eso» significaría «la pintura a la que estoy señalando».
Cuando solo el contenido lingüístico está disponible para el análisis, a veces solo hay un sustantivo en la oración que coincide con la anáfora en persona gramatical, número y género. En este caso la resolución de la anáfora es clara, como en: “Laura es más fuerte de lo que parece”, siendo el referente de “ella” “Laura”. Sin embargo, si hay más de un sustantivo en la oración, el lector confía en el sentido común para determinar el referente, como en: «Algunas chicas usan moños rosas en el pelo porque les gustan». En esta oración, “ellos” claramente hace referencia a las chicas, mientras que “ellos” claramente hace referencia a los moños, porque los moños no son capaces de gustarles a las chicas, pero a las chicas sí les gustan los moños.
Por otro lado, si la oración se colocara en un contexto diferente, la referencia podría no ser tan clara: “Las niñas hacen muchas cosas para atraer la atención de los niños. Algunas chicas usan moños en el pelo porque les gustan «. En este caso, el «ellos» puede referirse a «niñas» o puede referirse a «niños». Se puede argumentar a favor de cualquiera de los antecedentes.
Los lingüistas han ideado algoritmos estadísticos para predecir la resolución de la anáfora utilizando factores como la distancia entre el pronombre y el referente, la concordancia gramatical del sustantivo con el pronombre y la animaticidad del sustantivo. Algunos de estos algoritmos pueden dar como resultado la resolución adecuada de la anáfora en la gran mayoría de los casos, pero ningún algoritmo existente tiene el mismo nivel de sentido común que un lector humano inteligente. La siguiente oración demuestra este hecho: «El sello empujó la pelota con una aleta, luego balanceó la pelota en su nariz». Hablando gramaticalmente, «su» podría referirse al sello, la aleta o la bola, pero solo una de estas opciones tiene realmente una nariz. Desarrollar un código que elimine todas las posibilidades ilógicas, como una pelota con nariz, parecería prácticamente imposible.